viernes, enero 26, 2007

El gran Chumajer

El paradero 14 de la esquina de mi casa esta casi siempre lleno de personas esperando o bien el ómnibus o bien un colectivo o bien una maldita combi, por lo general la mayoría viaja en una combi.
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A lo lejos se aproxima una, es una combi en la que en el parachoque o más bien un mata perro tiene escrito “El cangri de la avenida”, lo conduce un tal Loquillo un chico de unos 24 años, su cobrador es otro que de repente tiene su misma edad a quien le dice Chauchilla, subo ayudando a una anciana a sentarse en el asiento reservado yo para suerte mía el asiento del copiloto esta desocupado y me siento, el chofer tiene el tablero de la combi lleno de calcamonías, del espejo retrovisor cuelga un zapatito de bebe percudido, un rosario y un cd adornado con unos moños, “abróchate el cinturón chino” el timón es de cuero y en la palanca de cambio una bolita de peluche, la luna principal tiene en la parte superior una franja polarizada en la que dice “no hay pa nadie pa”, el tablero esta medio destartalado porque puedo ver los cables colgando como una peligrosa tela de araña, sin embargo disimula porque tiene un tapete azul que cubría el infaltable artefacto estereofónico, una radio con lector de cd y mp3 sony, la verdad ese equipo no encajaba en la combi.
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- Habla tío cuanto tengo (le dice el chofer al controlador sentado en la vereda, este se acerca por mi ventana y revisa su tablero con cientos de garabatos)
- Habla Loquillo, tienes... 5,10 Techo alto, y 3,2 El camello (decía un anciano mientras el chofer le lanzaba una moneda)
- Como esta Techo alto
- Ta parchao... El camello ta misión imposible ese si no pasa na... si lo ha dejado pasar a Chumajer que ta embalao
- Chumajer ¿ya paso? ¿Que ha cortao camino?
- Nooo na... a pasao parejito si le ha quitao gente al Techo alto y al Camello que lo han ido correteando... pero tu sabes que Chumajer es Chumajer pe... oe más bien van a ir donde la Rosaura va hacer su pollada el sábado.
- No creo tío quiero chambear el domingo... además esa pollada es pa ayudarse pal parto y no sabe quien es el padre
(finalizó el chofer mientras se preparaba para el cambio de luz) Vamo a alcanzar al huevas de Chumajer.
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Y acelero de manera frenética Loquillo estaba decidido de alcanzarlo al Chumajer ese. “Oiga bestia maneja bonito pues que estas llevando bulto” se queja la gente, sin embargo Loquillo siguió manejando al mismo ritmo, subiendo el volúmen escuchando salsa brava, un par de pasajeros subieron en los siguientes paraderos .
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Un siguiente controlador le alza la mano desde lejos marcando con sus dedos 2, 3, 5, Loquillo embala, “oe márcalo a Chumajer” el cobrador se empina desde el estribo de la combi mirando por entre los buses, combis, camiones, taxis y colectivos que van delante, esquivándolos hábilmente “nada tío, no veo nada” cuando en ese momento por mi ventana se aparece otra combi de la misma línea de Loquillo, era Chumajer que salía a un costado de un bus a la cual artísticamente le gano el espacio, Chumajer era un tipo que siempre andaba con lentes oscuros, mordisqueaba un monta diente, su unidad, una combi con lunas polarizadas, limpio, con buenos asientos, un fino tablero de control y un equipo estereofónico con buenos parlantes musicalizaba el interior del vehiculo miró por su ventana y sonrió irónicamente, estaba retando a Loquillo a llegar primero a los siguientes paraderos, el semáforo se alistaba a cambiar a verde, cuando Chumajer se adelanto un par de centímetros, pisando fuerte se coloco delante de Loquillo como por arte de magia, se confundió con las demás unidades y de adelanto a recoger pasajeros en el primer paradero, Loquillo se quedo casi atascado por dos unidades que también competían entre ellas, logra zafarse y pisa el acelerador, Chumajer lo estaba esperando, manejando tranquila y pesadamente, se sentía el rey de las pistas, era Chumajer… “no demores pes chiquillo” y manejo nuevamente con cierta velocidad, Loquillo no se rendía, la gente reclamaba, apuraba a que los pasajeros bajaran “un poquito rápido por favor” cambiaba de emisora nerviosamente, Chumajer se acomodaba sobre el timón que era una cadena de buen grosor y con una calavera en la cabeza de la palanca de cambio, bebía agua de una botella de plástico, volvía a mordisquear el palillo de madera “te falta calle tío” le decía cuando se cuadraba a las de él.
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En tres ocasiones Chumajer le quito pasajeros a Loquillo, este le sonreía mofadamente “ta mare Loquillo, no va a dejar misios” Loquillo llego al 23 paradero de los cuales Chumajer le había ganado 18, dejo de corretear con Chumajer, lo dejo escapar muchas cuadras más adelante, Loquillo había perdido, lo único que se gano fue insultos de muchos pasajeros y una infracción por recoger pasajeros en zonas prohibidas.

viernes, enero 19, 2007

Nuestro lugar

Había empezado una nueva relación con alguien y en cierto modo me sentía feliz por ello, después de mucho tiempo de estar solo y después de mucho tiempo de no saber de Carola (más bien de vez en cuando me enteraba de ella) me anime por empezar algo nuevo con Fátima, llevábamos varios meses juntos y por esas cosas del destino y de pareja empezamos con ese cortejo propio que lleva al sexo, para descubrir la confianza, el afecto, el cariño, su cuerpo, entre otras cosas que se yo.
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Había tomado la misma ruta de siempre había quedado en recogerla a su trabajo cerca de Miraflores y llevarla a un lugar especial, donde podíamos, conversar poco y accionar mucho, ella entendió mis viles intenciones y con una sonrisa sin decir nada acepto, salía a las 8 de la noche e iríamos a comer por ahí, probablemente iríamos al cine a ver alguna película de estreno para luego pernoctar en dicho y cálido hotel.
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Con el discman a todo volumen escuchando una recopilación de los tres discos de Coldplay bajados de internet, iba seleccionando mentalmente las canciones que ambientarían el momento con Fátima durante la velada, acompañados con la cálida voz de Chris Martín, de un momento a otro algunas de las canciones me remontaron a la época de Carola, cuando saliamos a comer o íbamos al cine y comprábamos el calendario de cineplanet y seleccionábamos las películas que se estrenarían durante todo el año, comprábamos algún trago para amenizar la velada y desayunábamos embutidos de hamburguesas con un refrescante surtido... no era posible!!! Estaba llevando a Fátima al mismo lugar donde Carola había estado... probablemente coincidía en la misma habitación en la que nos dimos de cuerpo entero... no, no, no... Carola... no interfieras en este momento por favor.
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Llego a recogerla y ella sale casi de inmediato, sabe que detesto tener que esperar más de lo debido y sale presurosa mientras sus compañeras de trabajo la miran por la ventana, se acerca con una sonrisa, me abraza y me besa mientras me dice “llegaste amor, te estaba esperando”, le sonrió y entrelazo mis dedos con sus blancas manos, le ayudo con su maletín y me cuenta el trajín de su día laborable, de lo ansiosa que estaba de verme, de que no dejaba de mirar el reloj, que no podía dejar de pensar en nuestro primer momento, juntos, solos, casi conviviendo.
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Yo le conté de lo entusiasmado que estaba por tenerla, de hacerla mía, le decía con un atrevimiento las ganas que tenia por verla entera, ella se sonrojaba, se detenía, me besaba y decía “seré tuya” con una mirada que daba a entender las cochinaditas ricas que tenia en mente.
Llegamos al cine, vimos “El Intermediario”, película de un director peruano hecha en Estados Unidos, compro canchita o pop corn (como ella le decía) con mantequilla, gaseosa, y de pasada compramos dos botellas de vino blanco de esas que vienen con dos copitas de plástico de regalo armables, una cajetilla grande de cigarros.
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Salimos rumbo a nuestra base de operaciones, ella se sentó en la sala de espera escuchando a Coldplay en mi discman mientras yo me registraba... cuando en ese momento, ingresaba una pareja, no mire por no ser indiscreto, pero con el ladillo del ojo note que la chica se detuvo y el chico se acercaba al mostrador, mire al tipo y me sonrió “buena cacería men” y mire a la jovencita que se detuvo, el mundo es chico y grande fue mi sorpresa... era Carola, nos quedamos mirando fijamente sin que Fátima y el fulano aquel se dieran cuenta, la administradora interrumpió ese momento al darme el control remoto y la llave, Fátima se levantó del sillón de cuero se acerco y caminamos junto hacia el ascensor, entramos y Fátima se abalanzó sobre mí, cuando el tipo que venía con Carola puso su mano e impidió que el ascensor de cerrara “donde caben, dos caben cuatro jajaja” solo sonreí, mientras el tipo besaba en el cuello a Carola y ella me miraba enfadada, esa era su mirada de enfadada... no había otra... vamos te conozco Carola se que estas celosa, Fátima se mantenía abrazada, con su cabeza recostada sobre mi pecho.
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“Uy que coincidencia... nos toco el mismo piso jajaja quizás podamos hacer travesuras juntos jajaja” dijo con insolencia el fulano aquel, Fátima lo miro con asco y me jalo de la mano hacia el 302 “casi somos vecinos men... no griten mucho eh! Que hasta en el 304 se escucha todo jajaja” volvió arremeter el acompañante de Carola, que me seguía mirando con más furia mientras abría la puerta del 302 “que tipo para más vulgar y majadero, pobre chica... yo no vendría a un lugar tan elegante como este con un tipo así” decía Fátima mientras se miraba en el enorme espejo, probando el teléfono en la mesa de noche, desplomándose sobre la espumosa cama dejando en el piso alfombrado su cartera, tirando sus zapatos, prendiendo la televisión, mientras que yo en el baño me miraba en el espejo “¿que haces aquí?”, “Que dijiste amor”... “no nada, dije... que, que lindo es estar aquí” se puso de pie se acercó y me besó “claro que si” y me jalo hasta la cama tumbándome sobre ella “sabes... creo que mejor compro preservativos, por si las moscas no?”, “Que precavido eres mi vida... pero si no las necesitas, yo no me hago problema” le sonreí y salí, cuando me percato que mi vecino del 304 estaba esperando el ascensor “mierda!!! ascensor de porquería” y bajo por las escaleras, sin pensarlo dos veces fui al 304 toque la puerta esperando a que Carola me abra “te hubieras lleva... que quieres, lárgate” entro presuroso, cierro la puerta antes que el fulano o Fátima se de cuenta de la osadía aquella.
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- ¿Que estas haciendo aquí? (le decía con voz baja y con molesta)
- ¿Que que hago aquí? Pues lo mismo que tú y ahora lárgate que me espera una noche muy larga (decía una mortificada Carola también en voz baja)
- y aquí... en nuestro lugar
- ¿me vas a decir que tu también pensaste en eso? No seas payaso quieres...
- pero Carola tú sabes bien lo que este sitio significa para los dos
- si... y veo que te da igual... que machista te has vuelto
- Caro... es que...

- Es que, ¿que?... primero no me llames Caro ¿ya?, segundo es que como la tipita esa tiene todo grande te vienes a este “nuestro lugar” a pachamanqueartela bien, ¿por qué? Porque su cuerpo lo vale ¿verdad? Ay si no te conoceré
- y tú... que haces en este lugar con un bobo que al parecer te esta convenciendo de querer hacer un trío con la primera pareja que se cruce en el ascensor.
- quieres dejar de decir estupideces... es un poco arrebatado pero es muy inteligente
- ¿así? y porque no le dijo a su cerebro que también entre al ascensor
- lo que pasa es que estas celoso
- claro que estoy celoso y tú ¿qué?...

En eso nos besamos sincronizadamente como si supiéramos el tiempo y el momento exacto, nos miramos como si nos dijéramos algo mentalmente.
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Durante la media noche mientras Fátima dormía placenteramente después de habernos acabado las dos botellas de vino y el fulano se quedo dormido antes del acto por comprar una sangría barata, salí de la habitación, una silueta adornaba el pasadizo oscuro del hotel, subo con la llave del 303, la misma habitación de nuestra última vez y nos apresuramos en hacernos el amor quizás por última vez en “nuestro lugar”.

viernes, enero 12, 2007

Almorzando con mamá

Mi madre decía siempre “el día en que vivas solo por lo menos tienes que aprender a cocinar” y aunque había hecho algunos experimentos cuando vivía en casa nunca le llame a mis experimentos “cocinar”.
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Ya tenia un mes viviendo en un departamento que me costo un ojo y medio de la cara pero que valía la pena porque tenia el espacio necesario y estaba bien distribuido a mi antojo, mi madre me estuvo llamando repetidas veces para venir a visitarme, situación que me conmovía enormemente, pero que sin embargo me llenaba de pavor tener que mostrarle tremendo desastre creado por su hijo, bueno… nunca fui muy ordenado así que dije “ordeno un poco las cosas y la invito a almorzar”, “mejor cocínale” me decía Laura “tu madre se va a sentir muy contenta al saber que lo hiciste tú”, Laura tenia la particularidad de siempre llamarme a reflexión, con una mirada tierna y picara pues su momento reflexivo no era otra cosa que acercarse a mi madre, eso era de hecho.
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Decidido a cocinar por primera, única y última vez, compre un librito de comidas y variados platos, después de revisar varios platillos me decido por los tallarines rojos con papa a la huancaína que por supuesto a mi me gustan y a mi madre le gustaba cocinármelos así que después de tantos años de ser un comensal compulsivo de los tallarines rojos con su infaltable plato huancaino pensé que podría conmover a mi madre con tal delicia.
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Laura me acompaño hacer las compras, inexperto yo, escogía zanahorias y tomates que Laura se encargaba de devolverlos por su mal aspecto, lo mismo pasaba con la lechuga americana, las papas, el ají, el pollo, etc.
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Armado con algunas ollas que Laura hurto de su casa me dispuse a preparar según la receta y algunos recuerdos de mi madre, mientras Laura lavaba minuciosamente las papas y remojaba en agua la lechuga, yo cortaba los tomates y las zanahorias y las ponía a licuar, Laura me iba diciendo de cómo preparar el aderezo para hacer la salsa roja con el pollo y hacerlo más espeso que la manera de bajarle el acido era echándole un poco de azúcar, mientras la licuadora deshacía los tomates y zanahorias jugaba con ella mordiéndole las orejas que solían desconcentrarla, pidiéndome por favor que la dejara cocinar pues echaría todo a perder.
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Nuevamente reviso el libro de recetas y me dispongo a hacer la crema amarillenta que acompañaría a las papas que hervían con sal en la hornilla contigua, medio tarro de leche, la mitad de un queso fresco, ají amarillo obviamente sin las letales pepillas, galleta, sal, pimienta y alguna cosilla más que Laura se encarga de echar, nuevamente con la mirada tierna y picara, convencida de conquistar a mi madre.
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Dando el tramo final parto los fideos y los hecho en el agua hirviendo “mi madre nos sancochaba huevos”, le dije “échale pues”… tres huevos brincaban de un lado a otro en el fondo de la olla, como jugando con las burbujas, “tres minutos más y listo” decía Laura mientras ponía la mesa, buscaba un vino borgoña algo dulzón para acompañar mi primer almuerzo, en mi costosa casa, con mi única mamá y la enamorada del momento.
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Mi madre no tardaba en llegar, la mesa estaba puesta la comida se mantenía caliente y aguardando, las copas exactamente servidas y la Inka Kola helada, el intercomunicador suena y Laura contesta “ay perdón me equivoque” dice mi madre al otro lado, “no señora es aquí” me asomo a la ventana y mi madre sube al segundo piso, le abro la puerta y le doy fuerte abrazo y un beso en la frente “hola hijito… pero que es esto que tal desorden” y la miro a Laura que sonríe ante el comentario de mi madre, ella -siempre mal pensada- la mira extrañada a Laura dándole un hola a secas, luego me mira y hace un gesto como diciéndome “uh que abran estado haciendo” y le invito a sentarse, pregunto por mi papa, mi tía, mi abuela y mi hermana, conversa poco mirando de reojo a Laura, hablando quedito como si conspirara contra ella “¿que hace esta acá?”, “ya vas a empezar” y se queda callada, Laura que esta media advertida ante el comportamiento de mi madre se traga los leves comentarios de ella sin inmutarse “siéntate Laura, yo sirvo” dije invitándola de pasada que conversan más, no lo hacían desde la última vez que estuvo para el cumpleaños de mi padre, saco los platos y coloco la fresca lechuga encima las papas sancochadas, pongo los tallarines y los baño con la salsa roja y pongo la mejor presa para mi madre (mi madre y Laura acaban de reír) sirvo la crema sobre las papas y la convierto en papa a la huancaína, descascaro pacientemente los huevos sancochados y los acomodo a un lado de los platos ya servidos, los llevo a la mesa y noto que las copas están ya bebidos “el vino esta rico hijo que es ¿borgoña?” y le sonrió, Laura me guiña el ojo al parecer se la gano, “uy que rico… ¿tu lo has hecho?”, “bueno si” conteste timido. Laura se disponía a comer cuando mi madre la quedo mirando, “vamos a bendecir los alimentos hijita” sonrojada dejo el tenedor y junto sus manos e imito a mi madre en su santa posición, “ahora si a comer” dijo y sonrió.
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Me imagine que las criticas no se podía hacer esperar así que solo me quedo esperar “esta rico ya, pero esta muy dulce para mi gusto, creo que debiste haberle echado poca azúcar, y el pollito falto cocinar un poquito mas, debes de dejarlo unos 15 a 20 minutos para que se cocinen bien (mi madre partió el huevo y puso la yema en mi plato) tú sabes que no como eso por mi colesterol… ¿Qué lechuga es? No es americana ¿no?... porque tiene que estar crujiente, cuantas veces te he dicho que la lechuga se lava con unas gotitas de lejía para matar los gérmenes y mira… se te paso un cogollo (y hace a un lado toda la lechuga) uy la papa aún le falta un poquito cocinar (no duda en sacar también la papa haciendo a un lado la crema, prueba la crema) esta un poco aguada tienes que echarle un poco más de queso (prueba un poco y lo huele situación que llega al borde de incomodarme más de lo debido) uy tiene mucha galleta, con razón esta media desabrida (mi madre se levanta de la mesa y lleva su plato a la cocina, tomo un gran sorbo del vino para relajarme y Laura toma mi mano como esperando paciencia, mientras mi madre licua no se que en la cocina, trae su plato y jala nuestros platos y los lleva a la cocina “donde esta la basura… esta lechuga no se puede quedar” me levanto de la mesa, me sirvo más vino y lo bebo deprisa, "búscalo” le dije “no seas grosero hijo que va a decir tu amiga” tiro la servilleta y me llevo una copa de vino a mi habitación, Laura se levanta y va tras de mi “amor tu sabes como es tu mami” y le cierro la puerta en la cara, al rato mi madre toca la puerta y como no le abro me dice que ya se va pero se queda en la puerta esperando que le conteste, luego me dice “no sabia que tu habías cocinado de verdad… lo siento… pensé que lo había hecho tu amiga” abro la puerta y le digo “es mi enamorada o lo que tú quieras pensar y si lo hubiera hecho ella pues no estas en ningún derecho de hacerlo, de todas manera gracias por venir” Laura miraba al final del pasillo, mi madre me miro y entendió que la estaba echando de mi casa, salio en silencio, Laura le sonrió mientras pasaba a su lado.
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Las semanas siguientes mi madre me estuvo llamando y dejándome mensajes al celular “hoy vendrá Laura a almorzar… hice tallarines rojos tus favoritos… quisiera que vengas por favor” no volví a almorzar con ella.