domingo, febrero 28, 2010

Una mujer así

Un retrato al carboncillo de una mujer desconocida que nace de una canción, camina y sonríe, pulula y vive en mi imaginación… deambula su imagen viviente a medianoche en mi habitación y ha abierto en mí una extraña esperanza de tenerme siempre en constante contemplación.

Una mujer así es celosa en término medio porque mira a las demás con la seguridad de que le pertenezco; una mujer así no se hace problemas con amores pasados y vive mi presente (nuestro presente) con intensidad; una mujer así mantiene nuestra privacidad sin necesidad del Facebook o whatsapp, de un twitter o un instagram; una mujer así me demuestra que me ama sin necesidad de la contraseña del email, ni rebusca mis conversaciones en el celular… una mujer así me enseña sin querer el sentido de la confianza.

Soy para sus pretendientes el mejor hombre del mundo y usa una sortija fingiendo que es de compromiso, es severa a los comentarios contra mí y asegura ser nuestro problema donde los terceros salen sobrando… una mujer así comparte conmigo un café a la salida del trabajo, comparte mi afición por el cine, la música y las pastas… bromea con mi sobrepeso y me apacigua con un beso engriendo el momento… una mujer así me sorprende un domingo con un almuerzo hecho por ella aunque le cueste cocinar, me obsequia algo de mi interés con cierto atino.

Y aunque pueda haber momentos de tensión y discrepancia como cualquier pareja y detestaría verla llorar; para una mujer así no hay culpables entre los dos y cerramos el tema con una intensa reconciliación.

Una mujer así modela frente al espejo, desfilando sus innumerables vestidos hasta sentirse reina; una mujer así pregunta y repregunta si se ve bien, ella me acomoda la corbata y me critica con amor si no estoy bien vestido; una mujer así baila coqueta y libre, segura de sí; es mi hincha desde las tribunas junto con las novias o esposas (o amantes) de mis amigos peloteros y se disfraza de comentarista deportiva para hacerme reír…

Una mujer así tiene iniciativas amatorias, sus palabras al oído y ese beso en la ducha; en ese espacio para dos no existen los tapujos; una mujer así rompe los esquemas en la cama, ella no busca satisfacciones banales, ella quiere que sienta su piel como mía, ella no quiere hacerme el amor, ella quiere darle otro nombre al momento, ella quiere ser feliz a mi lado.

Una mujer así tiene un corazón lleno de emociones capaz de darle un sentido particular a la vida… mi vida; una mujer así tiene un juego de miradas para develarte su alma y un millar de besos que reparte en mi sin merecerlo; una mujer así tiene un sueño en mente que nunca me dirá pero que quiere que forme parte.

Una mujer así mira las estrellas a la mitad de la carretera en medio de una noche oscura, me regala un beso, suspira y sonríe, “vuelvo pronto” me dice y desaparece en la oscuridad inmensa de ese desierto a donde no sé cómo llegue… su rostro me da paz y la invito a ser mi musa… ella a lo lejos sonríe y me deja sin saber su respuesta… y vuelvo a creer que una mujer así no existe.

miércoles, febrero 24, 2010

Fantasía

Llega un mensaje de texto al celular, unas cuantas líneas para expresar ese sentir nocturno; pocas palabras para trasladarme a ese tu lugar, donde tu mente sueña, donde tu alma descansa y tu cuerpo… tu cuerpo… tu cuerpo deja fluir esa fantasía que nace líneas después.

Me escribes al whatsapp dos tiernas frases para describir tu soledad a oscuras, tus pensamientos se transforman en sudor, la luz de la luna recorre tu desnudez como una mano acariciando tu espalda y ese aroma a rosas de tu habitación fusionan con el sabor de tu piel… Susurras pasiones en el auricular, suspiras placeres ahogados al ritmo de un saxofón árabe… por dormir contigo, uso tu imaginación.

Una copa de vino endulza tus labios, esos momentos del fruto de la vid sacian esos momentos de inverosímil situación, de tus ojos cerrados percibes una caricia, que nace de tus pies envolviendo tus pantorrillas y tus piernas con lentitud, breves altos disfrazados de besos llegan hasta tu cintura, para perderse en tus muslos… en ti… dentro de ti.

Esa sombra que ocupa la mitad de tu cama, es la de un oso que te regale (y que me reemplaza esporádicamente) vuelve a ser víctima de tus pecaminosas intenciones… el aire tibio de la noche sacude tus cortinas, el rigor del viento peina tus cabellos, como si mis dedos se entrelazan con ellos; buscando una mirada nace un beso en tu frente y se escurre por tu cuello para perderse entre tus pechos fantásticos, una caricia… dos deseos.

Busco en tu ser, entre tu piel y tu corazón exactamente, ese fuego intenso que guardas, tu voz susurra en la habitación algo que me impide escuchar, pero si siento tu respiración delatadora mientras me pierdo entre tus piernas, sentir tus pies acariciar mi espalda y tus manos jugando con mi pelo; ese beso largo desde tu ombligo hasta tu boca que busca estremecer tu frágil humanidad; la fuerza de tu mirada la transmites en tus manos hacen que me sienta prisionero de tu ser, ese zigzagueo musical de vientre, ese vaivén acelerado de tus caderas enloquecen nuestra noche.

Enloquecemos, nos amamos, nos deseamos, nos exploramos, nos sentimos, nos gustamos, nos susurramos, nos extrañamos, nos reímos, nos miramos, nos besamos; inventamos, alardeamos, fantaseamos, divagamos, añoramos, recordamos, jugueteamos… todo inmerso en ese planeta donde tu piel es el principal protagonista.

Soy poseedor de tu espalda y tu derrier, me haces dueño de tus pechos y tu piel; soy esclavo de tus sueños y deseos, de tu alma y tu desnudez… la embriaguez de nuestros besos prolongan nuestra noche, dos noches, tres noches… mil noches, cierras esta noche especialmente fantástica y glamorosamente espectacular enviándome una foto provocadora de tu escultural anatomía y un audio solo para mis oídos y prometes verme pronto.

Dos horas más tarde me aventuro a escribirte nuevamente, un simple icono me asegura que sigues despierta y continuo con ese ambiente de fantasía; “soy tuya” me dices sonriente en un nuevo audio, y con tu cálida voz y ese tono sensual me hacen tenerte… esta vez en mi habitación.

jueves, febrero 18, 2010

Nueva York

Las ruedas del avión tocan la pista del Jhon F. Kennedy, son las 8 de la mañana, hace frío en la ciudad de Queen; mi arribo al país del tío Sam se da con las extremas medidas de seguridad que requiere la potencial mundial que es. La cuidad de Frank Sinatra, la ciudad que nunca duerme… la gran manzana albergaba algunos años al hombre que contribuyó con mi existencia… mi padre.

En un ambiente multiracial mis primeras impresiones no fueron de gran bienvenida, un dominicano revisa mis maletas cual sahueso de bomba, una nicaraguense quizas aburrida del día a día me conmina a tocar el botón verde, un americano arrancha mi maleta y lo empuja a la camara de rayos equis, mientras que una angoleña me dicta un sinfín de instrucciones antes de pasar por el bastón detector de metales de un desabrido e insulso americano… media hora más tarde sali del JFK con mis maletas rebuscadas y mal ordenadas. 

Una retafila de taxis amarillos pululan a las afueras del aeropuerto, la mala suerte aun seguía conmigo y lidiar con hindues, iraníes y un croata que no pronunciaban bien su ingles se confundían con mi pesima pronunciación… ese momento de babel me generaban un gran temor… ya me sentía perdido; sin embargo, un colombiano se ofreció a llevarme y aglomeró mis maletas como pudo, raudo y veloz salió sin rumbo del aeropuerto.

Cruzo el puente de Manhattan, terrible congestionamiento y saturado de edificios como el Woolworth o el Chrysler en la isla Manhattan, fui dejando cual miga de pan pequeñas señales de mi recorrido por si terminaba perdido; la avenida Lexington con la Calle 42. El Empire State y el Seagram en el corazón de Manhattan (52 y 53 de Park Avenue, para recordar). Nuevamente el inmenso tráfico me detuvo a un lado del gigantesco Central Park, también en Manhattan. Y el complejo de edificios comerciales entre la 48 y la 51.

El alegre colombiano tararea unas canciones de su Niche natal, me cuenta por secuencias la historia de su vida y de su osada aventura en la frontera mexico-americano; me pregunta si estoy por esos lares por alguna vieja, le sonrio asegurandole que no… “uy mi parce usted se me va enamorar de tanta chimba bella” menciona algunos nombres de lugares que sospecho que son night clubs, continua tarareando canciones de su Cali pachanguero, piropea a cuanta chica pasa, sigue conduciendo con precaución, no quiere manchar su hoja de inmigrante con alguna sanción vehicular y sin querer se convierte en mi guia.

Me regala una tarjeta con su número celular “Hoy juega los Yankee, por si le gusta el beis…”, le aseguro que lo llamare… me dice que ya estamos llegando a mi destino… tengo el corazon latiendo a mil, tengo una emoción inexplicable, un recuerdo esperando muchos años.

El parce me ayuda con las pocas maletas que traia, le pago la carrera y me despido de él dandole un apretón de manos… toco el timbre… tras esa puerta un hombre se apresura a recibirme… su mirada emocionada y alegre, su poca cabellera canosa, su apariencia nostalgica, los muchos años en este extraño país… el hombre que me dio la vida abre la puerta y nuevamente su corazón, me abraza como a un niño pequeño y me pierdo en esos brazos que me recibieron hace 35 años una mañana de noviembre.

Un beso protector en la frente y ese “no sabes cuanto te he extrañado” me hicieron romper en llanto; las palabras sobraron en aquel momento… volvi abrazar a mi papá y en ese abrazo quise plasmar todo lo que me guarde todos estos años, todas las noches que pense en él, los momentos en que me hizo mucha falta, los días en soledad que lo imaginaba a mi lado... todo resumido en ese abrazo que se torno largo, inmenso, eterno… un abrazo que no quería que se acabe nunca.

martes, febrero 09, 2010

Algo quedo pendiente...aquella vez

La misma mesa donde hace un mes cenábamos frente al mar, donde nos burlábamos de los transeúntes, de mis deslucidas bromas, de nuestros veranos antes de conocernos, de mis inútiles intentos por aprender a surfear, de tus amigas en Máncora, de los amores de verano, de las fiestas en la playa… de porque no nos conocimos antes.

Un mes después, sentado en esa misma mesa frente al mar, con una limonada viendo a los transeúntes pasar y esperando a que el sol se oculte, te espero… aquella noche que cenábamos se vio interrumpida por una llamada que te puso de mal ánimo, malográndome lo que quería fuera la mejor noche de mi vida, asi que… algo quedo pendiente aquella vez.

Mientras te espero (sonara cursi) pero te voy recordando, aquella vez comíamos un helado en un snack; y nos mirábamos de rato en rato de reojo, nuestra cita era para conversar de cosas en la semana y porque no también de un nosotros; aunque los temas no tienen trascendencia se vuelven importantes contigo, esta tan fresco esos momentos que son fáciles de recordar, pero también está que al pretender recurrir a mis sentimientos para ti ocurren sucesos que me impiden terminar.

Las horas van pasando y el sol se va hundiendo en la lontananza del mar, el cielo se torna de mil colores maquillando el cielo azul de fiesta, las parejas que pasean por el malecón sureño se deshacen en besos y arrumacos, un mensaje tuyo llega al celular diciéndome que demoraras un poco, te respondo que voy a esperarte y envías una sonrisa como agradeciendo.

Ensayo, una vez más, lo que sería mi declaratoria, repito de limonada y mis recuerdos  vuelven a viajar, recordando aquella vez en que el sol se escondió avergonzado de nuestro recorrido corporal, escuchando a Amal Murkus de fondo, aquellos besos en la ducha donde el agua intentaba en vano apagar el fuego que nacía de ti; hay noches de fogata en la playa, tardes de un viejo jazz con tu nombre, una estrella fugaz con un deseo y el beso eterno y perdurable.

Dos horas, han pasado y la ansiedad termina por apoderarse de mi… inundado de limonada miro el reloj por enésima vez… ella no llega, el celular… y no hay señales de ella… El destino suele ser cruel, su mirada no asoma esa noche, las palabras escogidas para ese momento no serán escuchadas, deshago al viento mi repertorio; planifico una excusa a mi corazón, algunas frases que no lo derritan internamente.

Esta noche no necesitare palabras que logren urgentemente decirte lo que siento… nuevamente quedara pendiente.