miércoles, agosto 20, 2008

Fuerza de voluntad

La reunión en casa de Julissa llena de ex compañeros de un prestigioso colegio, de chicos de buena condición económica, me hicieron recordar a Tatiana, el mundo en el que se movía donde abundaba la moda, el glamour, las chicas A1, las que son siempre elegidas reinas de la primavera, que parecieran ser muñecas hechas con dedicación; de ojos azules, cabello castaño, pecosas, blancas, delgadas, de piernas suaves, bronceadas en verano y tersas en invierno, piercing en la lengua, enamorados blanquiñosos, de apellidos pomposos, de colegios privados, de universidades caras, un todo donde Titi estaba con la errónea idea de ser como ellas.
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Tatiana ha pasado por diversos apelativos, decía llamarse Tati, luego Tiana, después Tana; sin embargo para sus amigos era “La gorda”, “La porongo”, “La birra”, “El tanque”, pues sus 81 kilos y su orbicular anatomía la hacían el centro de las bromas, ella los tomaba con buena gracia aunque las bromas rebasaban los limites ella siempre tenia una cachetona sonrisa.
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Titi, como le digo de cariño vivió eternamente enamorada de Gerardo, el espigado jovencito de su colegio, capitán del equipo de fútbol, de cabello ensortijado, blanquito sin gracia, pero popular entre las chicas, todos los lunes a primeras horas de la mañana ya corría la voz de que Gerardo había hecho alguna travesura con alguna chica del colegio, Titi sentía perder oportunidad de tener una relación con él, aunque para todos era una utopía “Por favor Gerardo, ya pues gordita no te alucines manyas, o sea hellooo…” escuchaba repetidas veces cuando confesaba que le gustaba Gerardo y este ni se percato de su existencia, sabia de “La gorda”, la que llevaba los cigarros y ponía su casa para alguna chupeta, pero nada más.
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Terminó decepcionada cuando en una oportunidad Gerardo le jugo una broma; una carta supuestamente escrita por él donde la citaba a un cafetín, entusiasmó a la pobre e ingenua Titi, pues su acicalamiento de dos horas en el mejor estilista se fueron al tacho cuando se encontró con el “poca luz” un miope y cegatón compañero del salón, quien también engañado por la chica más popular fueron victimas de los menos populares y se genere a partir de ahí los comentarios y bromas más desagradables que obligaron a Titi a tomar una radical decisión.
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Durante el verano Titi dejo de frecuentar a sus amigos en reuniones del colegio y pre promoción, dejo de prestar su casa para las borracheras y complacer a sus amigos, de complacer a Gerardo para que besuquee a su antojo a Lita en su cuarto y soñar con ser ella a quien besuquee, dejo de escribir en su diario sobre él y prefirió romper esa negrusca etapa de su sentimental vida y empezar de nuevo, sin lloriqueos, sin penas, sin enamorarse profundamente; de sacarse los lentes y brackets, de hacer ejercicios y dejar las hamburguesas y demás antojitos que hacían más voluminoso su cuerpo.
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Decidió ponerse a una dieta estricta, salir a correr una hora diaria y dos en el gimnasio, probó todos los colores de lentes de contacto, cambio de look repetidas veces, empezó a trabajar en distintos sitios, bancos, fue barwoman, vendedora, etc; su cuerpo fue bajando poco a poco, fue tomando una forma que llamaba la atención, tuvo su primer enamorado, Titi se dio el lujo de terminar con él para estar un tiempo sola y divertirse un poco, de reírse de la vida y de regalarle una nueva con un casi espectacular cuerpo.
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En un reencuentro del colegio nadie, al menos los chicos, la reconocieron, incluso Gerardo se percato de la preciosura que había entrado a la reunión, pero Titi se volvió a dar el lujo de no bailar con él, de no seguirle la conversación e incluso de llamarlo aburrido, situación que le resquebrajo la popularidad y que le dio un cambio radical, Titi ya era popular y estaba en la lista de todas las fiestas y reuniones del colegio.
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Titi me llama, esta fuera de la reunión, salgo a su encuentro, esta bellísima, me pregunta quienes están dentro de la reunión, le bromeo diciendo que su amor de siempre esta dentro, ella no quiere saber de ese “aburrido”. Entramos a la reunión, sus amigas la saludan y “la gorda” me saca a bailar sin pensarlo, recordamos la primera vez que bailamos y su época en que era una chica adiposa sin futuro, asegura que la gorda ya murió, ella sonríe y me susurra al oído “Titi ya murió… llámame Tana: Fuerza de voluntad” finaliza coqueteándome.

jueves, agosto 14, 2008

Menú de sentimientos

Betzabe dice que me odia fervientemente (o al menos eso suele decirme, a veces sin motivo), dice que no la valoro y que soy desconsiderado con ella, que he sido un ingrato y que no quiere saber de mi; sin embargo suele timbrarme al celular una vez a las quinientas, cuando la llamo dice que se equivoco de número y marco el mío de casualidad, que estaba llamando a un amigo para salir al cine o a bailar, se que lo dice con la idea de que sienta celos y a veces creo que soy muy ingenuo o muy idiota para volver hablarle, suelo rendirme a sus encantos con facilidad y eso genera un fastidio en mi porque quiero odiarla como ella a mi… aunque me diga que me ama cuando se desnuda.
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Sara tiene un hijo que es un niño poseído, travieso, mano larga, boca sucia, en pocas palabras un prospecto delincuencial en potencia. Es madre soltera y me considera de manera exagerada, dice que soy su mejor amigo, la única persona que comprende lo que realmente le pasa, siempre dice que que haría ella sin mi; yo la verdad no se que hago con ella, tiene conversaciones, triviales e insignificantes, habla de sus amigas como si las conociera, pero lo que siempre resalta es mi notable condición de poder ser papá, sabe que no le creo porque quiere que me encargue del suyo, parece no tener ningún reparo para hacérmelo recordar; en alguna oportunidad, con una botella en la mano y con cantidades navegables de alcohol en la sangre se arrepintió de que yo no fuese el papá, yo le sonreía y le decía que estaba agradecido por el halago pero doblemente agradecido de no serlo… un hijo como el suyo no podría ser mío.
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July estaba preciosa la noche que la vi en su trabajo, aunque esta más delgada desde la última vez que la vi, sigue siendo un pecado andante, su cabello lacio, su piel bronceada, sus torneadas piernas y su principal encanto siguen intactos; me ha visto de lejos, me sonríe y su mirada es una invitación para bailar con ella, la tomo de las manos y la aglomeración de la multitud nos obliga a pegarnos más, siento su frágil cuerpo rozarse con el mío, me mira nerviosa, tímida, su bailar sigue siendo suave y provocador. Su mirada me dice algo que no se que es, sus dedos se entrelazan con la mía, mira directo a mis ojos, mira mi boca como si quisiera besarme, vuelve a sonreírme y gira ensayando algún paso de baile, me da la espalda y se menea sensual, coquetísima, me provoca, juguetea con su cuerpo, vuelve a mirarme y se acerca dejándome con el sabor de sus labios y el aroma de su aliento en un beso que me invita a pecar con ella.
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Laura ha dejado de verme, me ha dejado por su novio, no tiene nada de malo si no fuera por que nuestras últimas conversaciones se están volviendo algo más ásperas o indiferentes, me da la impresión que cada vez que la recuerdo con cariño, ella prefiere cambiarme abrupttamente de tema, convencerme con el hígado en la mano de que lo nuestro fue y ahí quedara todo (como si no supiera), lo recalca con inusual enfasis como si se fuese un insistente obsesivo, parece que ya no tolera mis halagos o mis comentarios subliminales, pareciera que quiere olvidarme por completo y a veces tengo la intención de desaparecerme, tan solo para hacerle el favor de olvidar que alguna vez fue infiel.
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Carola me quiere, me ama, me detesta, me odia, me quiere lejos, me quiere cerca, me quiere bailando, me quiere fumando, me quiere escribiendo, me quiere durmiendo, me quiere en su cama, me quiere deseándola, me quiere coqueto, me quiere serio, me quiere alegre, me quiere cuando quiere… un buffet de sentimientos, cuando quiera.

lunes, agosto 04, 2008

Un lugar para mí

“En el mundo en que yo vivo siempre hay cuatro esquinas, y entre esquina y esquina siempre habrá lo mismo”, dicta una canción de los Latin Brothers, mi mundo como le digo es un espacio reducido que me permite estar a solas y que me aleja de los demás por algunas horas, me ayuda a descongestionarme de los muchos sentimientos encontrados que tengo, de las cosas que me pasan y las que deberían de pasar, de las que pasaron y me arrepiento, de las que no pasaron y me vuelvo arrepentir, de las cosas que quiero, de las que tengo y ya no quiero, de las cosas que pasaron en ese espacio privilegiado, de sus personajes, de sus palabras, de sus deseos más fervientes, los más sublimes y los más perversos.
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La habitación alfombrada por partes color granate, de paredes color alabastro, ubicada en un edificio cerca de una céntrica calle de Lima, tiene un televisor de 24 pulgadas, a color y con señal de cable robada del vecino de a lado. Un baño con una tina añeja donde posiblemente se halla bañado Pierola, el grifo habría sido cambiado varias veces por no tener un buen drenaje, por lo menos viene agua caliente y la mayólica tiene algunas rajaduras que pienso cambiarlas poco a poco, una pared este mes y así… Tengo una mesa en donde escribo, una silla que tambalea y pide ser relevada, jubilada antes que soportar un minuto más mi peso, unas cortinas que oscurecen la habitación y amortigua el ruidoso bullicio de la calle, Un closet que guarda algunas cosas y que a veces lo improviso de refrigeradora… y la cama, inmensa, cuadrada, suave, dócil, esponjosa, provocadora, pecaminosa, confabulante, confiable, nostálgica, misteriosa, un baúl anatómico lleno de recuerdos, lleno de placer, lleno de sudor, lleno de pasión, lleno de resaca, llena de lagrimas, lleno de te amo, lleno de te quiero… el lugar, mi lugar.
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Un lugar para Virginia y sus anécdotas universitarias, de su viaje con Augusto a Máncora, de sus amigas y sus pijamadas, de sus historias de terror, su interés como el mío por lo enigmático, sus borracheras con vodka puro y los posibles encuentros con hombrecitos del espacio y su danzar al ritmo rave.
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Un lugar para las visitas de Miguel y sus yerbas por delivery, de sus tragos de dudosa procedencia, de sus falsos encuentros sexuales con Débora, los constantes favores de presumir con otras chicas de tener un cuarto propio y llevarlas a fornicar en mi cama, beberse mis cervezas y fumarse mis cigarros, de tolerar sus ronquidos cuando no tenia donde ir, de esperar que su viejo llegue a recogerlo y escuchar su llamada de atención, de no ser un buen amigo, en fin.
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Un lugar para Laura y su piel morena, de su cabello ensortijado y su posterior cambio de look al lacio, de su beso suave y su movimiento lento gozoso, de su respiración y gemir, de su espalda enjabonada, de su infidelidad, de su final a lo nuestro, de lo que me dejo, de su femineidad, su recuerdo, de su amor a quien pertenece y de lo único que me podía brindar… su amistad.
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Un lugar para Karina y su afición por ser más que un emos, vestida de negro, hablándote con la mirada hacia abajo y mostrando un ojo como si fuera la perricholi, de labios, ojos, uñas, sombras negras, de su literatura sub terránea, de su rock poseyendo mi equipo compacto y saumeándolo con un puro hurtado de su viejo, de su tatuaje en la pelvis, del Cristo en la espalda, de su piercing en el pezón, de sus palabras en latin o el tararear de alguna canción de Psicosis, coordinándolas con su movimiento sexual, de su huida con Jerónimo por el sur del Perú y su carta diciéndome que me amaba y que ahora si entendía lo que escribo.
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Un lugar para Dayana y su ímpetu por ser directora de cine x, de acondicionar la habitación como un set de televisión, de los guiones que traía y los leía sin dejarme de reír, de su fastidio por mi falta de seriedad para “el trabajo”, de cómo conocí a Leyla y su desenvolvimiento ante cámaras, de la exigencia de Dayana por que todo salga bien, sus mentadas de madre, sus ajos y cebollas, de cómo huyo de país con la consigna de no ser profeta en su tierra.
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Un lugar para Fabián, que en las noches de luna llena se convertía en Fabiola y tumbaba la puerta de mi cuarto en completo estado etílico, rompiendo los modales de su casi refinada apariencia para gritar con su real y viva voz su amor por mi, de sus deseos de revolcarme (o violarme) en la cama, de temer perder mi masculinidad y ser socorrido por los vecinos y serenazgo del lugar; para que después sus disculpas al día siguiente con algún regalo, sospecho que con la idea de que termine convencido de irme a la cama con él.
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Un lugar para esconder a Maritza de Germán, de su constante acoso, de no querer perderla y su intención de reconquistarla a cambio de su vida, de sus constantes llamadas al celular que con voz quebrada se disculpaba por levantarle la mano, por el miedo que le tenia y las ganas de no haberlo conocido, de no haberlo amado, de no haberse embarazado, de sus constantes e inconsolables llantos, de sus suplicas por quedarse a vivir conmigo, de los malos entendidos que me generaba su presencia y los llantos de su bebe en las noches, de cómo fingimos un orgasmo tras la puerta cuando Germán iba a tocar, al final salió del país gracias a un conocido que la llevó a Colombia y embarazarse nuevamente de algún sujeto de las FARC.
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Un lugar para mi donde puedo extrañar y llorar, donde pueda engañar y amar, donde puedo dormir y puedo soñar, donde puedo fumar y puedo pensar, donde puedo pensar y pueda escribir, un lugar donde me puedo esconder, donde me puedo refugiar, donde puedo despertar a la hora que sea, donde pueda dormirme en la tina, donde pueda ser yo… un lugar donde pueda vivir, donde pueda morir.

sábado, agosto 02, 2008

El novio de Daniela

Lina me ha vuelto ha timbrar por tercera vez en el día, milagrosamente se ha acordado de mi, sospecho que esta en algún tipo de problema, normalmente sus problemas suelen ser de corte emocional y siempre esta en búsqueda de querer conversar con alguien y a veces me arrepiento de ser yo quien tenga que oírla.
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Lina vuelve a timbrarme por cuarta vez y no me queda otra que llamarla, me saluda cariñosamente, me dice que soy un ingrato, que me he desaparecido, que me he olvidado de ella, que ya no la quiero, que con quien estaré, que porque no me dan permiso y cosas como esa. Atino solo a pedirle disculpas por mi ingratitud aunque a decir verdad es falta de interés, ella me perdona y me dice que en compensación tengo la obligación de ir a su cumpleaños, el último antes de que se vaya a España, ha invitado a todos sus amigos y al parecer será “la despedida”, le agradezco la invitación y me suplica que no le falle.
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Después de pensarlo bien y no teniendo ninguna alternativa no me queda otra que ir a su despedida con la satisfacción de no verla nunca más.
Abel y Fito me acompañan, donde halla chicas ellos estarán de todas maneras, compramos cigarros y unas cervezas en lata, Abel conduce cautelosamente su Hyunday gris que acaba de comprarse, enciende la radio y empieza una salsa de Gilberto Santa Rosa, preludio de que la dichosa fiesta tendría un buen termino.
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El frontis de la casa de Lina esta abarrotada de autos, no hay donde estacionarse Abel reniega y busca con paciencia un lugar tranquilo, mientras tanto Fito y yo bajamos para entrar a la casa de Lina; su casa es enorme, ella esta en la puerta recibiendo a sus invitados, al verme pega un grito que los asistentes no dudan en voltear, me da un beso y me estruja en sus brazos, Lina esta preciosa, los años en que no la he visto han servido para que su ex escuálido cuerpo se forme en una envidiable cintura, poderosas caderas y un generoso, sugerente y confabulante escote que mostraba el resto de su tonificado cuerpo, me dice que yo estoy igualito, que he engordado un poco pero muy ha su estilo “estas bien”.
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Me lleva del brazo hasta su sala, me presenta una amigas, me dice al oído algo que no logro percibir, al repetirlo me dice que espera que Alejandro venga a despedirse como se debe de ella, no insisto en decirle más, porque sabe mi respuesta y sonríe sonrojada.
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Lina y Alejandro habían tenido una relación extraña, difícil, desmesurada, llena de términos y reconciliaciones, pero eran la pareja del momento (en aquella época), Lina maltrataba, por decirlo de alguna manera, a Alejandro, era engreída, insoportable, atolondrada, exigente, mandona, celosa y todo lo que un tipo necesita para terminar con ella. Daniela, su mejor amiga era quien soportaba todas sus arremetidas y buscaba siempre darle algún consejo pero nada ella seguía igual de necia, mientras que Alejandro fue nuestro héroe por esos años donde nadie absolutamente nadie quería estar, (en serio) con Lina, un mártir que se comió 5 años y 10 meses y que a pocos días de cumplir un mes más decidió romper con la majadera de Lina, decisión salomónica que se espero con la consigna de que Lina recapacite y se de cuenta que perdía a un chico tranquilo, cariñoso, dócil, dulce y tierno como Alejandro; sin embargo Lina aprovecho su soltería para hacer y deshacer lo que quería, aparrarse con algún amigo en cualquier fiesta donde este Alejandro, hablar mal de él, chismear entre sus amigas que él la seguía llamando y que estaba “a sus pies”, buscaba a las chicas que Alejandro pretendía y les daba ciertos detalles, falsos por supuesto, de Alejandro, esos signos de celos irreconocibles le afectaron también a Daniela que seguía siendo su fiel amiga hasta que en algún momento dejaron de hablarse, empezó la arremetida contra Daniela hasta que el engreimiento le duro poco, pronto encontró a alguien que también la aguanto pero que le cuajo sus verdades y que hicieron de Lina una mujer diferente, pidió perdón a las personas que trato mal y poco a poco se fue ganando el aprecio y cariño de los demás.
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Sin saber hacía mucho tiempo de Alejandro, Lina le mando una invitación por su cumpleaños, quería verlo conversar, bailar, saber que era de su vida, quería pedirle perdón por sus niñerías y que lo extrañaba, Lina esperaba con ansias a Alejandro.
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Fito y Abel están en un jolgorio con Lucrecia y Karina, amigas de Lina y que a decir verdad están muy bien, a mi me dejaron con una gordita que me mira coqueta, fingiendo ser una nena tímida, alaba mis ojos y mis pestañas, me dice que tengo una linda sonrisa (yo creo que esta ebria) que debo de tener muchas chicas detrás de mi, tengo que pensar algo rápido y efectivo, prácticamente la tengo sobre mi creo que con intenciones nada tímidas, Abel y Fito se ríen y excuso una llamada de “mi enamorada”, salgo al patio a contestar la supuesta llamada.
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La noche transcurre con Fito hablándole al oído a Lucrecia, Abel tomando de la mano a Karina y bailando de manera sensual y calenturienta, mientras que yo aún tengo a la gordita encima, embobada, cuasi enamorada; los invitados se están yendo, quedan pocas personas, Lina pasa de un lado a otro, no la siento contenta, Alejandro parece que ya no viene.
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A las 4 de la mañana y con algunas personas en la sala, parece que se va terminando la fiesta de despedida de Lina, al menos yo quisiera que ya se acabe por obvias razones, Lina baila conmigo, me insinúa con su amiga, sonríe a medias, esta algo triste; en un momento mientras converso con ella deja de bailar y de detiene como hipnotizada, sonríe y me deja en medio de la sala, (situación que aprovecha la gordita para suplantar a Lina), detrás mío se apareció Alejandro, Lina se acerca le da un abrazo inmenso, emocionado, feliz, Alejandro le corresponde, le sonrie, esta alagre por volverla a ver, Lina lo jala del brazo para que se acerque a nosotros pero se retiene, nos saluda a lo lejos con la mano y le dice algo al oído, las chicas que aún estaban lanzan un alarido de emoción, la pareja sensación se había reencontrado.
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Pero a Lina la sonrisa y la alegría se le borró, Alejandro habla algo con ella y se despide, Abel le hace señal con una botella de cerveza para que se acerque, pero él dice que tiene otro compromiso, logro safarme de la gordita y voy a saludar a Alejandro, Abel y Fito me siguen, alcanzamos a escuchar “lo siento mucho Lina que tengas un buen viaje”, Lina le había pedido perdón por todas sus faltas y le había expresado algún sentimiento que guardaba, pero Alejandro toma sus manos, le da un beso en la frente y sale, nos saluda y lo acompañamos hasta su carro.
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Alejandro había venido con Daniela y tenía 3 años con ella y hace 6 meses se habían comprometido, Daniela sale de carro y nos saluda con cariño, Lina sale y ve a Daniela, pasmada por la escena regresa a su casa y cierra la puerta, Alejandro y Daniela se despiden y se enrumban a su compromiso.
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Media hora después, extrañados por la nueva pareja, con alegría de haberlos visto después de tiempo y nuestros inútiles intentos para que nos abran la puerta nos tuvimos que ir, sospechamos que podría haber fastidio, celos, llanto, culminaba una noche amarga para Lina… lo bueno fue que me libre de la gordita.