martes, junio 26, 2007

La locura del día

Hoy sábado tengo pensado salir... hace mucho que no lo hago, la universidad en este ciclo me ha forzado inquisidoramente a quedarme varios fines de semana como un ermitaño en mi casa, viendo alguna película pirata o viendo películas de adultos por cable, (las eróticas son buenos estimulantes ante la soledad).
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Rodrigo me llamo en la tarde... ha quedado en llamar a Lorenzo y a Paco para hacerla linda hoy, ¿a donde? Que se yo, no se que lugar esta de moda ahora, dime tú... me dice que hay una disco en Miraflores que esta dando la hora y que van buenas flacas, algunas cachonderas, dispuestas a llenarte de besitos a cambio de una jarra de cerveza bien, bueno vamos a ver, como diría Jaime “La noche es virgen”, (vamos a ver).
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Saco una camisa pre planchada, un jean, el único azul que me queda y una casaca, reviso si el encendedor aún tiene gas, busco por entre los cajones algún sencillo de emergencia, reviso la billetera, 50 soles me amparan para una noche que vamos a ver... una última timbrada, quedamos en el lugar y la hora, aún tengo tiempo así que me abasteceré de una cajetilla de cigarros y una barra de halls... me tomo mi tiempo.
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Me embarco en una combi rumbo a Miraflores, felizmente no esta tan llena, el vehiculo es amenizado por un potente equipo estereofónico, un sticker adorna la pared del mismo “aquí todo es bueno, la combi, la música y el chofer” (si como no)... llego a Miraflores, enciendo un cigarrillo y perfumo mi garganta con un halls... me encuentro con Rodrigo, Lorenzo llega atrás mío, Paco tarda bastante así que preferimos ir avanzando, Paco esta saliendo con mi ex, (o algo así) y me ha dado cierto celos, Paco aún es un adolescente que siempre esta pensando en la primavera en pleno invierno, pero lo estimo, mi ex ya es una mujer que le ha costado hacerse hecha y derecha, y en mi ego pienso que me esta sacando celos (si no la conoceré), Rodrigo es mayor es más maduro y centrado, un tipo serio, aunque tiene sus momentos chispeantes, Lorenzo es más sencillo, bromea poco pero conciso, esta noche trataremos de divertirnos (vamos a ver).
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Llegamos a un pub, una chica nos lleva hasta una mesa, nos muestra el cartón de tragos y ofertas y de frente pedimos cuatro jarras de cerveza, las luces revoloteaban con las siluetas de los bailantes en el centro de la pista donde pocas parejas bailaban un merengue mixeado, un grupo de chicas están sentadas al otro lado del local, ríen divertidas, una de ellas que parece ser la más picara alegra a las demás con cierta irreverensia, unos chicos de una mesa cercana le pide bailar, ella no lo mira y sigue bailando sola... Paco llega, nos saluda y reparte los cigarros que a comprado, hablamos de todo un poco, Paco habla de acercarnos a las chicas, ahora están bailando en grupo, había que inventar un pretexto... la del celular... no esa es muy vieja... la del encendedor, claro esa es más efectiva, trasladamos las jarras de cerveza a una mesa cercana a ellas, “amiga puedes prestarme tu pucho” y extiende el brazo alcanzándome la colilla, el extraño cigarro emana un olor a hierba fresca, miro el extraño cigarro, la miro y me sonríe como accediendo a una piteada a secas, la comezón fue instantánea en la garganta refrescada por el halls, “estoy con unos amigos, no se si quisieran acompañarnos... ¿que dicen?” ella me vuelve a sonreir y acepta, la ayudo a llevar sus jarras a nuestra mesa y Virginia (así me dijo que se llamaba) le hace una señal a sus compañeras que bailan solas en la pista de baile, intercambiamos presentaciones y pedimos cuatro jarras extras, Paco que es algo tímido habla con Lorenzo mientras que Virginia, con su terrible olor a marihuana, conversa con Rodrigo y conmigo, las otras nenas le piden una piteada a Virginia, ella saca otro porrito, las chicas no dejaban de reírse, transcurría la noche y la conversación se hizo más fluida para empezar a bailar con ellas, las jarras se fueron acumulando en la mesa y el porrito recorría a quien lo pidiese, Carmela saco de su cartera una cajita de aluminio una suerte de guardapolvo y que justamente guardaba otro tipo de polvo, “acompáñame” me dijo y salimos hacia el balcón que miraba hacia la calle las pizzas “cúbreme para que no se huele” y me acerque a ella mientras acomodaba una hilera de cocaína con su tarjeta de crédito, un par de aspiradas y como nueva “uf vaya… prueba” y pienso en no desairarla, regresamos entonados a la pista de baile, me anima a bailar una salsa suave, desplegando sensualidad y armonía, nuestro bailar es ágil y vistoso, Carmela me susurra al oído “no se bailar esto” y ríe como si fuera el mejor chiste de su vida, los demás también bailan, Paco esta en la misma citación que la mía, Rodrigo ni que decir Lorenzo esta en la mesa rodeado de chicas que ríen, Lorenzo levanta el dedo pulgar en señal de victoria, cuatro jarras más seguían amenizando la noche, Cecilia saca a bailar a Lorenzo, tropieza y cae, la risotada fue general, Lorenzo se levantó con una sonrisa en los labios, Cecilia me estira y soy su nuevo acompañante, algo movido por el porro fumado siento zarandearme, la alucinación de ver como el piso se mueve, me provoca una risa por el cosquilleo interno, Cecilia se ríe conmigo sin saber de que, la risa es contagiante, una canción de David Bowie musicaliza el momento, Cecilia se acerca demasiado, busca mis labios y los roza con su lengua, su labial carmesí se siente rico, su piercing incrustada en su lengua acelera la sangre, mis manos recorren su cintura y el beso se hace profundamente alocado y sensual, me toma de la mano y salimos al balcón, la calle de las pizzas parecía un gran abismo infernal, saturado de mujeres, hombres, vendedores y anfitriones, Cecilia coloca un poco de coca en la punta de su lengua y me besa, las sustancia desborda pasiones salvajes en el ser, se sienta en la baranda con las piernas abrazando mi cintura, mis manos recorren su espalda desnuda, su cuello es suave y bronceado, el abismo se hacia más candente el infierno estaba cerca, un mal movimiento y Cecilia caía sobre la mesa los clientes de la primera planta, los mirones convertidos en pequeños diablillos amenazan “la a lanzado” miraba fijamente el cuerpo de Cecilia, mi lengua se mantuvo quieta y latiente, Rodrigo sale al balcón con las chicas, Carmela rompe en risa, la miro enfadado “Puta que cague de risa esta huevona siempre la caga” Rodrigo me mira y automáticamente me frena, Lorenzo y Paco me empujan hacia dentro de local, tenemos que salir rápido, Paco se desespera, la policía llegaría pronto, pero me siento para explicarlo todo, Virginia llora en el balcón con una amiga Carmela no tiene remedio, Rodrigo pide un vaso de agua “tienes que hablar bien huevón no se te entiende ni mierda” Paco sigue desesperándose, Lorenzo le pide que se calle, no aguanto más dos puñetes y una patada servirían de algo para callar a Paco.
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Dos efectivos entran, el local se silencia, uno de ellos me examina los ojos con una linterna, “tienes que acompañarnos hijo” milagrosamente la lengua vuelve a ser la misma y empiezo a explicarle, ya afuera la gente empieza a gritarme “asesino, asesino”, latas de cerveza, cajetillas de cigarro vacías, incluso la cerveza me fueron lanzadas, la policía y el serenazgo, me escolta hasta el patrullero como si fuera alguien famoso, las chicas son conducidas a otro patrullero, lo mismo Rodrigo, Paco y Lorenzo, una ambulancia viene a socorrer a lo que queda de Cecilia.
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Una vez en la comisaría, los tramites de rigor, al poco rato la ambulancia se estaciona en la puerta de la comisaría, Cecilia sale con una venda en la cabeza y una cuellera, “ni se les ocurra llamar a mis viejos”, me mira y me abraza, “una noche de locos ¿no?”, Rodrigo me mira y sonríe (suertudo de mierda).
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Dos meses después nos volvimos a encontrar para celebrar por la recuperación de Cecilia, esta vez fue en la casa de Rodrigo y hasta el momento no ha pasado nada, bueno… ningún accidente me refiero.

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