Antes del fin del mundo

Un ligero temblor remeció mi habitación en la madrugada, tratando de mantener la calma tomo lo que tengo a la mano, mi celular, mis llaves, mi billetera, cigarros y un encendedor; los vecinos en sus pijamas o envueltos en sus batas cuchucheaban entre ellos “¿a sido fuerte no joven?”, llamo a mi madre que no me contesta, a de estar en su sétimo sueño; mi hermana me dice que no ha sentido nada y se duerme al otro lado del teléfono, y en mi afán de ser galante, preocupadamente cortés intento llamarte, las líneas están saturadas sin embargo me contestas con tu dulce vocecita “¿estas bien? No te cayo nada en la cabeza” y ríes dándole un toque jocoso al acontecimiento de la naturaleza.

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Si esa noche en que ocurrió el sacudón te hubieras quedado a “dormir” conmigo como te propuse, hubiéramos estado creando nuestro propio sismo de más de 7.9 grados en la escala de Richter, siendo tu vulva el epicentro de mis placeres; crearíamos maremotos catastróficos ondeados en tu abdomen; vientos huracanados de más de 150 km/h formados por la tormenta de tu aliento, la desesperación se anclaría en tu garganta sin dejarte respirar.

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Ciclones devastadores arrasando las sabanas y las almohadas, agitarían tu cabello al compas de las cortinas; tu suspiro se acoplaría a un temblor de aire y el movimiento de tu cuerpo se confabularía con otra replica de regular magnitud; un tsunami arrasaría con la transpiración de tu piel, mientras que tu cuerpo desata olas desde tu pelvis hasta tu cuello con marcadas ondas traslucidas a la luz de la luna, provocando en mi un desenlace candentemente volcánico.

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Antes de que un terremoto divida el planeta en dos quiero darte un beso que perennice lo que fuimos, lo que somos y lo que el fin del mundo no nos dejo ser; que las grietas que rajen la corteza no se lleve nuestro recuerdo al interior de la tierra; antes que llegue el tsunami quiero caminar contigo por la playa y sentarnos a esperar a que el oleaje no borre nuestras huellas en la arena; que una ola gigante nos cubra abrazados, nos envuelva y nos arrastre a la inmensidad del mar.

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Antes de que llegue la tormenta y descargue todos sus voltios sobre nosotros quiero sentir la electricidad de tu ser en una noche más que tormentosa, sentir como tu cuerpo descarga esa energía propia de ti; antes que llegue los tornados y huracanes y arranquen edificios y arboles de raíz quiero recorrer tu cuerpo cual velocidad de un ciclón y arrastre conmigo tu placer inmenso.

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Antes que acabe el mundo quiero dormir contigo una vez más y quiero sentir la furia de la tierra agitarse con fuerza mientras te abrazo y te beso, diciéndote que nos veremos otra vez, al otro lado del sisma; antes del fin del mundo quiero decirte algunas cosas al oído que nunca me atreví a decir, antes que acabe el mundo quiero decirte que eres lo mejor que me ha pasado y que he pensado en ti.

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Antes del fin del mundo quiero decirte que no deje de amarte y que no habrá fin del mundo que me separe de ti.