jueves, enero 21, 2010

Dos amantes se dicen


Ella me mira con cierto encanto mientras la contemplo exquisita, acaricio su rostro suavemente y la beso, ella corresponde a la pasión entrelazando sus manos alrededor de mi cuello, mientras la temperatura sube en el invierno de aquel día.

Ella me cuenta de sus amigas mientras me quejo de mi jefe y del trabajo, ella sonríe por mis ocurrencias y la lleno de halagos; ella me da un obsequio por mi cumpleaños, el juego de corbatas que había visto me arrancan una sonrisa, ella pone un poco de música mientras va a ponerse cómoda, abro la botella de vino y la sirvo en dos copas, la luz se torna tenue que dibuja en la penumbra la silueta de ella a la salida del baño.

De puntillas y en diminuta lencería se acerca son detallada coquetería y vuelve a besarme encendiendo mis ánimos, da un brindis por un nosotros y al choque de cristales el mundo se silencia tan solo para escuchar su respiración.

Ella me besa, yo la acaricio… ella suspira, yo la exploro… ella pregunta, yo le susurro... ella sonríe, yo le cuestiono... ella me mira, yo la contemplo... y esta velada se llena de frases con sabor a medianoche. Hay una luna vacilante afuera que busca resplandecer para nosotros y un grupo de estrellas relucen a lo lejos, mientras dos estrellas fugaces se persiguen… como nosotros esta noche.

Su piel suave me invade, un vaivén de caderas desata la furia de su pasión, ella sonríe atrevida, ella se siente como siempre mía… hay un Coldplay de fondo inspirándole el momento y la calle afuera continua muda escuchando su placer entre suspiros, su piel dorada fusionada hacen honor a nuestro momento y perdemos los estribos rompiendo un te quiero lujurioso.

Su cuerpo descansado sobre la cama transpira a mí y un suspiro prolongado invade la habitación, sus ojos irradian un sentimiento que no me atrevo a definir y aunque no sé si es amor es un sentir especial.

Enjabono su piel y finjo morder su cuello bajo el agua tibia de la ducha, y es el agua quien recorriéndote toda, borrando las huellas de cada beso explorador, busco un beso final entre tu boca y el agua y te hago el amor en esa lluvia fortuita… otra vez la noche en silencio para escuchar aquella gota de agua recorriendo tu espalda.

Es una noche de despedida me dices y yo incrédulo le aseguro que no, con una mirada seria me asegura que si, que no le pida explicaciones aunque sabemos el porqué… y aunque me cueste aceptarlo lo sé muy bien… se viste de con su traje de oficina, se acomoda el cabello humedecido, se retoca un poco los labios, me besa para acentuar el labial y le aseguro que la volveré a ver, ella solo sonríe coqueta… deja caer el anillo matrimonial, me apresuro a recogerlo y arrodillado frente a ella le coloco la sortija, vuelve a sonreír “¿sabes en qué posición estas?” y se van sin decir más.

Cierro la noche sin luna radiante, sin cuarto menguante que se dibuje en el cielo y sólo obtengo de tu boca un suspiro a la limeña y una flor de la canela que me lleve a contemplarte... Y es tu vientre mi almohada para una noche de luna para que tu alma desnuda no me prohíba cortejarte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sensualidad pura me encanto, intimidad intrigante todo en uno