Hoy es
cumpleaños de Bárbara, estoy en el centro comercial buscando que regalarle,
Barbarita es mi mejor amiga, tengo miles de anécdotas con ella y siendo su
onomástico después de muchos años pienso regalarle algo que cubra tantos años
de ingratitud.
La conocí en
el cumpleaños de su prima Perla, enamorada de Daniel; su mirada es seca, seria,
intimidante… mi barriada, pequeños palomillas de ventana, esta algarada adolescente,
procaces galifardos listos a la caza y más aún en una fiesta de 15 años,
chequean, seleccionan, apuntan y fuego; y a decir verdad Bárbara estaba (y
siempre está) preciosa… como diría Fernando “Bárbara esta Bárbara”, esa noche del
quinceañero de Perla vestida en su minifalda negra Bárbara bailaba sumisa y
conservadora, y cuando algún chiquillo conquistador le susurraba algo al oído
ella sonreía por protocolo. Yo la miro de lejos, mientras Daniel me invita un
cigarro, lleva consigo una copa de vino por buen rato, pienso en cortejarla
pero no me atrevo… la conocí luego gracias a Perla quien me la presentó, nos
llevamos bien, bailamos repetidas veces, bromeamos un poco… para el sábado
siguiente nos volveríamos a encontrar, esta vez en el cumpleaños de Paula.
La pregunta
que inicio nuestra amistad fue la más común por aquellos años “¿tienes
enamorada?” lo que me llevo a responder con la confianza que me daba su mirar
“es algo complicado” respondí, me miró incrédula, sonrió y ahí empezó con un
ligero consejo nuestro vinculo, nuestra complicidad… nuestra amistad.
Se llevó bien
con algunas de mis enamoradas, fue amiga de alguna de ellas, detesto a un par
más y aprobó a otras más; le di la licencia de llamarme Don Juan y mujeriego,
coqueto y peligroso, de regañarme las veces que sean necesarias como quien me
pone en mi sitio, perdonarme las veces que me ausente de sus cumpleaños, las
miles de veces que me saco de apuros y las noches que dormí en su sofá cuando
me sentía solo. Cuando nos ayudábamos haciendo las tareas, ella de aritmética y
algebra y yo de lenguaje e historia, detestaba que la espere a la salida de su
colegio, me regalo una carta escrita a la hora de recreo “eres mi mejor amigo…
no te mueras nunca”.
Fui su pareja
de promoción y ella la mía, sentía celos de sus pretendientes; la vi enamorarse
hasta la ceguedad y llorar por decepción, he terminado con algún golpe en la
cara por defender su honor y ella fastidiada me ponía hielo en el golpe facial;
solo una vez fui víctima de su sonora bofetada y dejo de hablarme durante una
semana; visito a su hermana a Japón y nos tomamos el six pack de “Sake” en su sótano,
asegura que me le declare y que ella se burló de mí, dormí en su sofá esa vez y
ella en su cuarto… como debe ser, sin besarnos… sin tocarnos.
Conoce mis
intimidades y yo las de ella, somos cofres de lo más oculto de nuestras vidas y
nos hemos jurado eternamente que no habrá discusión alguna que haga revelar
nuestro secreto, ella confía en mi como yo en ella… elijo el mejor regalo para
homenajear su onomástico, le dedico unas líneas en la tarjeta y le estampo una
frase que la guarde por siempre.
Ella luce
radiante la noche de su cumpleaños, me da un abrazo fuerte que me siento
estrangulado, me dice que no debí molestarme, pero que sospecha que es… ella
baila feliz en el medio de su sala, su madre nos atiende con ejemplar atención,
su padre brinda conmigo un borgoña y su hermana coqueta me invita a bailar; Bárbara
tiene un novio que la respeta y la ama, y aunque a ella no la veo convencida la
siento feliz, se interpone entre su hermana y yo y baila conmigo un rock de los
ochenta “con mi hermanita no huevas!” y sonríe picara “te conozco, así que shu
shu shu…!”… bromea, ríe, es feliz… es su noche.
La noche
termina y sus invitados empiezan a despedirse… los acompaña a todos a la puerta
y le agradece a todos, su novio se despide de ella dándole un beso, su hermana
es forzada a irse a dormir y yo me despido también… me mira enfadada, va a la
cocina y saca un six pack de “sake” y me invita a recordar viejos tiempos. Recuerdos
de largas noches de tertulias y bromas, de tragos y consejos, de chismes y
secretos… de preguntas y respuestas... “¿Por qué nunca estuvimos?” Me anime a
preguntar, ella me mira, bebe su cerveza, fuma su cigarro, golpea un poco y bota
el humor… “porque nunca me lo propusiste” y sonríe “y porque nunca lo hice?”
repregunte, “porque te da miedo perder… además te prefiero así… ahora serias mi
ex y odiaría tener que odiarte jaja”.
La miro con
ternura y me puse a pensar que jamás la vi como algo más, nunca se transformó
en algo más y la conservo en ese alguien que me conoce casi en su perfección,
que hubiera sido un error perderla como amiga y así como ella odiaría tener que
perderla.
Antes de irme
le doy un abrazo y algo gobernados por el alcohol nos damos un beso a secas “los
amigos no se besan” me dice algo enredosa y sonreímos para luego alargar ese
abrazo… amanecí nuevamente en el sofá de su sótano, con Bárbara en mis brazos… y
a decir verdad no sabemos en qué termino… pero como dice ella “mejor así… que
el destino se encargue de guardar nuestro secreto”… y así será
1 comentario:
Me encanta..... como cada una de las historias que creas....
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