martes, enero 12, 2010

Amiga Mía

Hoy es cumpleaños de Bárbara, estoy en el centro comercial buscando que regalarle, Barbarita es mi mejor amiga, tengo miles de anécdotas con ella y siendo su onomástico después de muchos años pienso regalarle algo que cubra tantos años de ingratitud.

La conocí en el cumpleaños de su prima Perla, enamorada de Daniel; su mirada es seca, seria, intimidante… mi barriada, pequeños palomillas de ventana, esta algarada adolescente, procaces galifardos listos a la caza y más aún en una fiesta de 15 años, chequean, seleccionan, apuntan y fuego; y a decir verdad Bárbara estaba (y siempre está) preciosa… como diría Fernando “Bárbara esta Bárbara”, esa noche del quinceañero de Perla vestida en su minifalda negra Bárbara bailaba sumisa y conservadora, y cuando algún chiquillo conquistador le susurraba algo al oído ella sonreía por protocolo. Yo la miro de lejos, mientras Daniel me invita un cigarro, lleva consigo una copa de vino por buen rato, pienso en cortejarla pero no me atrevo… la conocí luego gracias a Perla quien me la presentó, nos llevamos bien, bailamos repetidas veces, bromeamos un poco… para el sábado siguiente nos volveríamos a encontrar, esta vez en el cumpleaños de Paula.

La pregunta que inicio nuestra amistad fue la más común por aquellos años “¿tienes enamorada?” lo que me llevo a responder con la confianza que me daba su mirar “es algo complicado” respondí, me miró incrédula, sonrió y ahí empezó con un ligero consejo nuestro vinculo, nuestra complicidad… nuestra amistad.

Se llevó bien con algunas de mis enamoradas, fue amiga de alguna de ellas, detesto a un par más y aprobó a otras más; le di la licencia de llamarme Don Juan y mujeriego, coqueto y peligroso, de regañarme las veces que sean necesarias como quien me pone en mi sitio, perdonarme las veces que me ausente de sus cumpleaños, las miles de veces que me saco de apuros y las noches que dormí en su sofá cuando me sentía solo. Cuando nos ayudábamos haciendo las tareas, ella de aritmética y algebra y yo de lenguaje e historia, detestaba que la espere a la salida de su colegio, me regalo una carta escrita a la hora de recreo “eres mi mejor amigo… no te mueras nunca”.

Fui su pareja de promoción y ella la mía, sentía celos de sus pretendientes; la vi enamorarse hasta la ceguedad y llorar por decepción, he terminado con algún golpe en la cara por defender su honor y ella fastidiada me ponía hielo en el golpe facial; solo una vez fui víctima de su sonora bofetada y dejo de hablarme durante una semana; visito a su hermana a Japón y nos tomamos el six pack de “Sake” en su sótano, asegura que me le declare y que ella se burló de mí, dormí en su sofá esa vez y ella en su cuarto… como debe ser, sin besarnos… sin tocarnos.

Conoce mis intimidades y yo las de ella, somos cofres de lo más oculto de nuestras vidas y nos hemos jurado eternamente que no habrá discusión alguna que haga revelar nuestro secreto, ella confía en mi como yo en ella… elijo el mejor regalo para homenajear su onomástico, le dedico unas líneas en la tarjeta y le estampo una frase que la guarde por siempre.

Ella luce radiante la noche de su cumpleaños, me da un abrazo fuerte que me siento estrangulado, me dice que no debí molestarme, pero que sospecha que es… ella baila feliz en el medio de su sala, su madre nos atiende con ejemplar atención, su padre brinda conmigo un borgoña y su hermana coqueta me invita a bailar; Bárbara tiene un novio que la respeta y la ama, y aunque a ella no la veo convencida la siento feliz, se interpone entre su hermana y yo y baila conmigo un rock de los ochenta “con mi hermanita no huevas!” y sonríe picara “te conozco, así que shu shu shu…!”… bromea, ríe, es feliz… es su noche.

La noche termina y sus invitados empiezan a despedirse… los acompaña a todos a la puerta y le agradece a todos, su novio se despide de ella dándole un beso, su hermana es forzada a irse a dormir y yo me despido también… me mira enfadada, va a la cocina y saca un six pack de “sake” y me invita a recordar viejos tiempos. Recuerdos de largas noches de tertulias y bromas, de tragos y consejos, de chismes y secretos… de preguntas y respuestas... “¿Por qué nunca estuvimos?” Me anime a preguntar, ella me mira, bebe su cerveza, fuma su cigarro, golpea un poco y bota el humor… “porque nunca me lo propusiste” y sonríe “y porque nunca lo hice?” repregunte, “porque te da miedo perder… además te prefiero así… ahora serias mi ex y odiaría tener que odiarte jaja”.

La miro con ternura y me puse a pensar que jamás la vi como algo más, nunca se transformó en algo más y la conservo en ese alguien que me conoce casi en su perfección, que hubiera sido un error perderla como amiga y así como ella odiaría tener que perderla.

Antes de irme le doy un abrazo y algo gobernados por el alcohol nos damos un beso a secas “los amigos no se besan” me dice algo enredosa y sonreímos para luego alargar ese abrazo… amanecí nuevamente en el sofá de su sótano, con Bárbara en mis brazos… y a decir verdad no sabemos en qué termino… pero como dice ella “mejor así… que el destino se encargue de guardar nuestro secreto”… y así será

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta..... como cada una de las historias que creas....