martes, abril 10, 2007

El sueño de Sally

Sally es una chica linda, tiene un no se que, que la hace ser diferente a las demás, no se molesta, siempre esta sonriendo, saluda a todo el mundo, firma autógrafos, se toma fotos con sus fans, responde alas preguntas de los periodistas, sale a comprar a cualquier tienda, aún viaja en bus, camina por la calle, fuma y bebe licor en discotecas, baila normal y baila bien, las demás chicas la envidian o le tienen cólera, pero ella no se inmuta ni hace nada para que la gente sepa que esta ahí, no tiene enamorado, pero desde hace un mes desde que salió en la telenovela esa, la prensa la a convertido en toda una revelación.
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Sally vive a pocas casas de la mía, tiene 19 años, tiene un cuerpo fabuloso, como dice Toto, tiene todo en su lugar, la conozco desde niña y siempre quiso ser actriz, de niños jugábamos a que éramos novios y que venia a recogerla a su “residencia” en mi Mercedes Benz del año, bueno en esa época era una bicicleta montañera color azul y la paseaba por el malecón de Chorrillos como todas las tardes después del colegio, nunca nos besamos pero cuando regresábamos al barrio las demás niñas le preguntaban y ella mentía “por supuesto, los novios se besan” yo sonrojado asentía con la cabeza, las niñas sonreían todas picaras.
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Años más tarde me anime a decirle que me canse de jugar a ser su novio de mentira y que ya era hora de que fuese de verdad, ella abrió sus enormes ojos pardos, sonrió y me dijo que no, sin embargo seguimos siendo novios para los demás, una suerte de premio consuelo para tan humillante momento.
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Sin darnos cuenta dejamos de salir, mi bicicleta se oxido en el olvido, el malecón se volvió peligroso y Sally se hacia una señorita, termino el colegio y estudio teatro, tres años después era la antagonista de una novela juvenil, su natural belleza y simpleza para actuar, la colocaron en las portadas de las revistas femeninas, convocada por dos directores de cine renombrados, tuvo una novela y tres miniseries, Sally empezaba hacerse un camino, aparecía en muchos programas de televisión, en entrevistas, en los periódicos y en todos su sonrisa, le inventaban un romance y volvía a sonreír, asumía con gran carácter su popularidad, sabia que era famosa, a donde iba era reconocida, “las poses de diva no van conmigo, creo que si una persona esta en este ambiente debe de asumirla como debe de ser, sabiendo a lo que se enfrenta” dijo en una entrevista a un conocido conductor.
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Me había convertido en su compañía total, tenía que soportar a señoras que le aconsejaban, le meñiscaban las mejillas, a tipos mañosos que solo le miraban el trasero, a cobradores de combi que soltaban escandalosos besos volados, o transeúntes que decían algún desenfadado e irreverente piropo, y Sally como siempre solo sonreía.
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Y lo soportaba porque había algo en Sally que me seguía llamando poderosamente la atención y me volví a llenar de valor, para decirle a la chica de la tele lo que sentía por ella.
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Una tarde mientras comíamos helados y firmaba autógrafos o levantaba las manos saludando a alguien, me anime a decirle, ella volvió a sonreír y me dijo que lo pensaría, porque la eterna amistad de nosotros no podía romperse.
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Días después fui a recogerla a una de las tantas grabaciones que tenia, algunos actores salían de un taller donde había maquetas y escenografías, Sally estaba grabando una película, por alguna razón no me dejaba ver como grababa, esa tarde me dijo que si queria ser mi enamorada, que estaba dispuesta a darse una oportunidad, pero me advirtió que por nada del mundo dejaría su vida de flashes, micrófonos y popularidad, nos besamos y salimos rumbo a su casa, comimos algo por el camino, compramos cigarrillos y caramelos, caminamos de la mano, viendo el atardecer, y por supuesto viendo el acecho de las diversas personas por un autógrafo.
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Medio año después me dijo que quería viajar y relajarse, sorpresa la mía pues a pocos días del estreno de su película salir de viaje no era lo más recomendable o más bien lo más extraño, pero para no desairarle termine por acompañarla, pasamos un mes entero en un pueblito al norte de Lima, descansando del bullicio capitalino, de los flashes, micrófonos y su popularidad.
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A fin de mes Sally no pensaba regresar a Lima, que se había hartado de la fama y la aglomeración de las personas hacia ella, decidí acompañarla un tiempo más.
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Mientras nuestra estadía se alargaba decidimos establecernos en el pueblito aquel, compramos algunas cosas y para darle una sorpresa compre un dvd, de su última película, cerro los ojos y encendí el televisor, su rostro se lleno de vergüenza y yo sin poder entender nada empecé a ver las escenas del film que duraba hora y media, Sally era la protagonista, de corte erótico, Sally mostraba sus hermosas curvas en pantalla, se le veía llevada por un falso placer, una vulgar imitación de orgasmo borraba la imagen de la niña prodigio de la televisión peruana, aquella chica que sonreía a todos era sometida por diversos hombres escena tras escena, Sally lloraba inconsolablemente, sin saber que decir, solo avergonzada, una película sin argumento donde mostraban a una joven descubriendo su sexualidad, sin un guión, sin un texto, solo gemidos y gritos desgarradores, Sally salió de allí con rumbo desconocido.
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Tiempo después me entere que había viajado a los Estados Unidos para conversar con los mismos productores de su última película… Sally se convertió en una famosa estrella porno, negó ser peruana en repetidas veces y gano muchos premios… ví muchas de sus películas y en cada una note que extrañaba ser una buena actriz.

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