martes, octubre 14, 2008

Memorias con Alzheimer

Cuando era adolescente tenía buena memoria, retenía las cosas y sucesos con cierta facilidad, colores, hora, ropa, días, meses, personas, incluso palabras; momentos que se hicieron memorables y muchas veces nefastos con los amigos, con la familia, con la enamorada y su infidelidad, la llegada de un nuevo amor y los sueños de a uno, aquellos que no son compartidos ni en broma; con el llanto de alguien y la desdicha de haberme conocido, el asalto a mano armada que me lleno de impotencia una noche de septiembre, el beso que no se porque lo di, el sujeto que me vendió mi primer porrito y que lo fume con nostalgia por una soledad a la que me había aferrado, recordar la primera vez en que ame a alguien en cuerpo y alma y me dio la dicha de ser su primer amor, las lagrimas que hice brotar a alguien por alguna tontería mía, por mi desorden emocional y mi inmaduro pensamiento de creerme lo que no era; de mis sueños, planes y proyectos a largo plazo, el deseo de tener una familia y la intención de no serle infiel a mi soledad; de las bofetadas que me gane y que se apaciguaron en una noche hecha con amor y odio; de los cuerpos que perpetre y me dejaron hermosos recuerdo y heridas en el corazón.
<<0>>
Cuando a mi abuelo le detectaron Alzheimer, ese mal que borra de tu memoria todo lo que fuiste pensé que era una forma hermosa y sublime de ir acabándote, pero pensé en que seria injusto, porque las personas que vivirán contigo hasta el final de tus días te recordaran con simpatía y estima, mientras que en tu inconciente no sabrás quienes son y que hacen ahí, pero te dirán quedito al oído lo bueno y divertido que fuiste, lo ameno y lo importante que resultaste en sus vidas, el Alzheimer ayudaría a borrar las cosas malas que hiciste y el deterioro de la enfermedad determinara el perdón de aquellos hechos y malos ratos o probablemente una verdadera o fingida compasión por ti.
<<0>>
Durante mucho tiempo mi Alzheimer ha ido borrando y sanando heridas, de ello me ha servido conservar la amistad y cariño de Carola que a pesar de todo el daño emocional que le hecho vivir ha perdonado con bondadoso corazón mis infidelidades durante el tiempo que nos toco vivir, nuestra larga relación nos ha llevado a conocernos mucho y a darnos cierta autoridad para decirnos las cosas en la cara, amonestarnos con cariño y compartir grandes momentos, esos que mi Alzheimer no podrá borrar.
<<0>>
Mi Alzheimer ha borrado momentos en que amanecí en la calle enfrentándome al acecho de la noche y al calor de un cigarro mal armado, a una cerveza tibia que no calmaba una sed arreciante, pero que se llevaba como una ola en la arena una cicatriz en el recuerdo; me ha permitido vivir momentos angustiantes en lo que he aprendido a madurar y entender mi destino, a saber que mi deambular neardentalense iba tomando forma y sabia que mi díscola vida tenia que tener un termino.
<<0>>
He borrado noches en que he llorado de tristeza e impotencia, de emoción y de añoranza, de recuerdos y decepciones, del primer beso y la nefasta infidelidad sufrida; He perdonado a Elisa por ello, he asimilado el momento, me costo en su momento saber que la había perdido cuando más la necesitaba, su deslealtad endurecido mi sentir y a ver las cosas con cautela y con calma, Elisa jamás acepto que se equivoco pero recurrió a buscarme 8 años después, a pesar de que la última vez nos despedimos mandándonos tan lejos como podíamos, pero nos volvimos a ver para hacernos el amor con un suplicante interés que no existía en mi y que sirvió para dejar las cosas en su lugar y sobre todo para dejar de odiarla.
<<0>>
He sacado de mi mente momentos colegiales donde la inmadurez propia de la edad hacen que un niño quiera ser popular en el colegio, ser el nerd del salón no es del agrado de nadie, ser sometido a bochornosos incidentes que desataban la risotada propia de los desadaptados compañeros, cuando no existe en tu vida el concepto de tener correa y llegar a tu casa a llorar por no ser el “faite” de tu salón, por no ser tan popular como sultano o mengano, pero el destino me ha ido regalando amistades que toman un interés por ti, donde eres el centro de sus vidas y el giro suele ser asombroso… aunque el colegio tiene sus cosas, se recuerda con cariño.
<<0>>
Hay amores que prefieres olvidar y de por vida, esas personitas que ya no creen en ti por alguna razón, porque piensan por ti agobiándote en esa rutina de que siempre serás infiel, y que “tus mujeres” y miles de tonterías más. Te juzgan, te recuerdan cosas que tu ya no recuerdas o no quieres recordar, donde la paz completa no existe en su diccionario, donde la concordia no prevalece y la constante discusión de que “no nos entendemos”, terminas por descubrirlo una mañana donde despiertas dispuesto a sanearte y pensar en positivo, donde piensas que una persona no puede quitarte el lujo de ser querido, donde analizas y cuestionas una y otra vez ¿Qué estoy haciendo con ella? Y te decides firmemente “No más”, sientes que tu vaso rebosa en liquido (o bilis), donde la paciencia se te ha acabado de una vez por todas y como dijo “cortar de raíz”, te das cuenta de que has perdido el tiempo con una persona que no te valora en lo poquito que puedas dar y puedas decir, en lo calidad de las palabras y no en la cantidad de los hechos, terminas por decir “Culmines Totuus” y empezar de nuevo… lo más risible es que la persona esta tan lejos, aunque por un lado mejor así pero las ganas de detestarla en persona siguen perennes.
<<0>>
Mi Alzheimer ha borrado sucesos que han hecho de mí en algún momento la persona más insensible y a la vez la más querida, mantengo mi política de decir que “no le puedo gustar a todos” y mejor así… porque ni yo mismo me soportaría.
<<0>>
Al final de mis días, probablemente con Alzheimer, mi epitafio dirá “Aquí yace quien no termino por decirnos todo”.

No hay comentarios.: