martes, marzo 03, 2009

Hoy me caso

El celular suena a las 6 de la mañana en punto, una dulce voz me saluda tierna y calida a través de la línea, “levántate mi amor, ya amaneció y hoy tienes muchas cosas que hacer, te veo en la noche te amo un beso” y cuelga sin que yo pueda decirle algo, vuelvo abrazar la almohada sin ánimos, perezoso, resaqueado; es otoño y un refrescante aire entibia la atmósfera de mi cuarto, miro otra vez el reloj y ya son las 6 y 20 de la mañana, me quedo mirando el techo, la enorme estructura blanca es el perfecto ecran para revisar mi vida, esa habitación que había sido mi refugio de soledad y mi escondite para mis amores clandestinos, lo iba abandonar para siempre, pero con la premisa que la próxima vez que volviera a cruzar sus puertas sería con mi esposa… porque curiosamente hoy me caso.
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Estático miro el techo y fui despidiéndome de mi para siempre, de mi soltería, de mis aventuras, de mis inquietudes, de mis placeres, de mis lagrimas, de mi soledad; había decidido cerrar una etapa de mi vida que quizás (incluso yo) pensé que no llegaría (o no quise que llegara); me sentía más seguro estando solo pero ahora sentía una seguridad extraña (fuera de lo normal por cierto), la mujer que me acompaña ha apostado por mi en las buenas y en las malas, me ha soportado con cierto estoicismo mis arrebatos por mi excesiva y extravagante intención de querer hacer las cosas bien y ha colmado ese ímpetu con una tierna y dócil mirada, un beso preciso para callarme, ha creado un ambiente perceptible de química que los demás dijeran “wow si que se conocen mucho”, compartía conmigo domingos de fútbol, martes de cine, obras de teatros, firmas de libros, reuniones con mis amigos y los suyos, días de playa entre febrero y marzo, caminatas de otoño entre julio y agosto, pollo a la brasa los jueves por la noche y amanecidas junto a su cuerpo los sábados por la mañana.
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He pasado la noche en un hotel, mi madre dice que tradicionalmente el novio tiene que pasar la noche en casa de sus padres, pero he querido pensar en solitario y dormir por última vez solo; Mi despedida de soltero fue en comunitario, estuvieron amigos de ambos, bailamos hasta tarde como nunca, a mi madre no le pareció que durmiera en un hotel, aún le cuesta desligarse de que ya no soy un niño, pero termina por aceptarlo aunque le arruiné la sorpresa preparada que era haberme preparado lo que alguna vez había sido mi cuarto adolescente.
Mi padre me llama a las 8 de la mañana me dice que tenemos que vernos, no ha comprado aún su terno e iré con él a comprarle uno, algunos amigos llaman al celular para confirmarme la hora de la ceremonia aunque se que irán a la recepción. Mi padre ha escogido un elegante terno azul de corte italiano a tres botones, con ojales para los gemelos, una corbata de color azul metálico y una camisa blanca, recuerdo que tengo que recoger el smoking de cola para vestirme, mi padre y yo conversamos los últimos pormenores, lo siento emocionado, orgulloso y en verdad me enternece.
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Mi abuelita me ha preparado un almuerzo con mi tía, algunos tíos del extranjero han venido, mi hermana y mis padres también están, hemos pasado una tarde inolvidable; el día transcurre rápido faltan pocas horas, me siento ligeramente nervioso, no he visto a mi futura esposa en 4 días que me han parecido los más largos y eternos de mi vida, pues casi siempre nos veíamos aunque sea un ratito y ha decir verdad la he extrañado estos días.
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Durante esos días los amigos y la familia han hecho lo imposible para que no nos veamos ni siquiera ha escondidas, situación que me causa risa aunque por momentos es insoportable, incluso en el trabajo no me han pasado sus llamadas, el mundo estaba complotando contra nosotros pensé.
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Mi madre me espera en el atrio del templo, iglesia que me vio crecer; donde conocí a otras personas y me enamore de ellas, templo que me acogió en mi etapa de inocente monaguillo, de servicio responsable, encantador por momentos, seriedad aprendida al milímetro y ligeras miradas coquetonas que le daba a las jovencitas que iban a misa a contemplar a una generación de acólitos (podría decirse) bien parecidos; ahora regresaba en una faceta completamente diferente, la iglesia esta abarrotada, mientras doy mis primeros pasos hacia el altar saludo a los amigos que están distribuidos por ahí, han venido mis tíos que no veía años, gente que me sonreía, gente que conozco y no conozco, chismosos intrigados, señoras que me han visto de niño, me sentía importante, pero definitivamente esa importancia se traslado cuando mi futura esposa bajaba de una limosina larguisima, su padre y su madre junto con una tía la ayudan con su precioso vestido blanco que le estorbaba al bajar, los camarógrafos y fotógrafos corren para abordarla y sacar las primeras placas, ahora si me sentía más nervioso y emocionado, tuve la percepción de que quizás no llegaba (tonterías que se piensan por los nervios).
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Su paso es firme y delicado, cuando buscábamos el vestido por catalogo, bromeaba por si es que le quedaría, ella me miraba con ganas de insultarme de manera indiscriminada y yo terminaba por avergonzarme “te va quedar lindo” añadí y me regalaba una sonrisa; Su entrada al templo fue magistral flashes y fotógrafos peleándose por tenerla en sus primeros encuadres forcejeaban, tras el velo ella me sonríe nerviosa supongo, ha llegado dos minutos tarde pero perdonables, solía llegar 15 o media hora cuando nos citábamos y siempre le decía a manera de amonestación con cierta seriedad “llegas tarde”, cuando la develo admiro su tierno rostro que provoca besar, su ligero maquillaje la hace ver radiante, le doy un beso en la mejilla y le vuelvo a decir sobre su tardanza y ella me sonríe, susurra diciéndome lo que siempre me decía “sorry!”.
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La ceremonia llega al momento culmen, la frase que sellaba nuestro amor inmenso, momento que yo pensé que se desataría en una gran risotada cuando dije: “Yo, te acepto a ti, como mi esposa y prometo serte fiel, en lo favorable y en lo adverso, con salud y enfermedad y así amarte y respetarte todos los días de mi vida”, me mira fijamente sonríe como si no pudiera creerlo y me dice bajito levantándome una ceja coquetona “más te vale” situación que el sacerdote se percata y sonríe; ella repite la misma frase y le susurro “ya lo sabia”, el sacerdote nos declara marido y mujer, le doy un beso y la asamblea aplaude, el beso es largo lleno de amor y ternura.
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La gente nos lanza pétalos de rosa, hay mucha gente afuera, parece que hasta la prensa ha venido, pero son amigos fotografiando el suceso, tomados de la mano nos vamos despidiendo de todos, de verdad quiero aprovechar de mi esposa ya!, pero aún tenemos la recepción y saludar a los familiares, a mi nueva familia y a los que llegaron a acompañarnos; puñados de arroz rozan por mi cabeza, se entrenzan en mi cabello y me ataca una repentina comezón por mi cuello, su descenso por la espalda resulta incomodo, pero todo un precioso y lindo espectáculo… sin embargo un golpe en la cabeza con el borde de la puerta de la limosina me despertó de lo que fue un extraño, inusual, impredecible, insospechado, posiblemente premonitorio y repentino sueño.
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Dicen que los sueños así son reciprocos... entonces pienso que ella se esta casando conmigo en sus sueños.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

definitivamente amigo...es la unica manera en la que te podrias casar..solo en sueños, por k ni con una pistola en la cabeza te casan...jiji..esta bueno el relato en especial esta parte.."templo que me acogió en mi etapa de inocente monaguillo, de servicio responsable, encantador por momentos, seriedad aprendida al milímetro y ligeras miradas coquetonas que le daba a las jovencitas que iban a misa a contemplar a una generación de acólitos podría decirse bien parecidos"...x kienes seran :P

Anónimo dijo...

jojojo los sueños se hacen realidad y en este caso claro que se puede ser realidad

Anónimo dijo...

Yo creo que ya encontraste la mujer con la que te quieres casar no? Y eso que ya vienes insistiendo por mucho tiempo =) muackssssssssss

Anónimo dijo...

muy lindo amigo aveses tengo el mismo sueño...aunque los sueños se hacen realidad pero si ya encontraste atu futura esposa no la dejes ir...