lunes, septiembre 07, 2009

El futbol y tu

Es domingo, es domingo familiar, es domingo de relax, es domingo de descanso, es domingo de tranquilidad, es domingo de fútbol; es domingo de mundial o de eliminatorias, de copa libertadores o copa sudamericana , de campeonato nacional o de clásicos, de U - Alianza, de Perú - Chile, de Brasil - Argentina… es domingo de futbol… de futbol y tú.
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Compartes conmigo la afición por el balón; por el deporte rey que encandila a todo el mundo; eres hincha de Messi, Zidane o Beckham; sabes de algunos jugadores, sus clubes y sus selecciones; cuanto valen y quien los viste; me sorprendes al detectar las jugadas en off side y los tremendos fouls; me celas con las piernas de Figo y el abdomen de Cristiano Ronaldo; sabes de mundiales y Copa America; eres hincha internacional del Real Madrid y del Manchester United… me encanta verte ver futbol, me gusta verte.
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Pero fuera del deporte en si tengo presente que mi pasión por el fútbol no se compara (ni se comparará) a la pasión que tengo por ti: Sabes que tienes ese imán para atraparme los noventa minutos de juego sin mirar el televisor y haces que me importe poco lo que diga Fernando Niembro en Fox Sports. Cruzas la línea divisoria entre el sillón y la tele y me sumerges en mi propio partido; en una final de infarto, en una copa del mundo formado en tu cintura ansiosa de gloria… no hay campeonato más importante que sumergirme en tu cuerpo.
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Es nuestra cama el campo de juego, donde no hay árbitros ni jueces de línea; nuestra habitación una semblanza al mejor estadio del mundo, la hinchada son tus peluches que adornan la habitación que desde sus repisas como palco suite alentarán por ti. Es tu piel desnuda los colores de tu club y tu ropa interior la bandera de tu país; tu abdomen ondean como en las tribunas avivadas por la hinchada; tengo tu cuerpo sometido a la inminente victoria por una contundente goleada o a un resignado empate con sabor a triunfo.
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Tus manos se entrelazan con las mías con la seguridad de un arquero, me acaricias con la concentración del guarda vayas y exploras mi ser aquietando la zona de penal; firme y convincente mantiene ahogado el grito de gol que acecha en tu portería.
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En tu cuerpo tengo tus zonas de peligro donde el delantero no logra llegar, son tus pechos las mejores defensas; son el libero y back que defienden la zona de tu cuello forzándome a un off side sorpresivo; mi boca driblea por el medio de tu campo y me detengo en la volante donde tu ombligo, cuan volante de contención, me frena de golpe provocándote un tiro libre directo a tu área, esa área ansiosa, peligrosa y gloriosa.
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Tus formas dividen tu campo sin laterales ni saque de puerta; tu silueta son siempre saques de esquina, ahí donde el meollo del asunto se torna excitante, ahí donde en el rincón de las animas, donde las papas queman se acerca el peligro para el primer gol. Sin embargo tus piernas, mucho más valoradas de que la Ronaldinho, Messi y las de Cristiano ese juntas, son la tentación de todo espectador; cuando surcas las calles con ese par uno se imagina cuantos clubes importantes querrían contar con ellas, sin embargo, sin pensarlo, me dejas tocarlas y acariciarlas, besarlas y contemplarlas dándome la autoridad de ser tu manager en nuestro club imaginario.
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Ya quisiera Barcelona y Real Madrid tener lo que yo tengo. Soy tu arbitro y tu juez de línea; tu entrenador y kinesiólogo, tu titular y tu suplente, tu delantero y tu defensa, tu arquero y tu 10, tu Pele y tu Maradona; cuando entro en tu zona en busca del primer gol me siento campeón del mundo; cuando consigo el gol, jadeante lo celebro contigo, tu sonrisa hincha conmigo.
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Es un partido intenso de principio a fin en el que tu club de sentimientos y emociones se enfrentan en un partido amistoso a mi equipo de pasiones y lujuria, queda con un marcador eterno sobre nuestra piel, donde por momentos dominaste y busque voltear el partido a mi favor, pero te diste encanto para doblegarme y vencerme ahí en donde más soy débil.
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Descansas en el entretiempo, reposas sobre mi pecho, sudorosa y jadeante, nos susurramos algo al oído y tu mirada retadora me amenaza dispuesta a revertir el marcador y salir triunfante… pero al sentir tu arremetida caigo en esa respuesta que me da esa gota de sudor descendiendo por tu espalda… vendo mi partido a parte y me dejo golear por la fuerza de tu pelvis… el partido será tuyo… pero tu copa será mía.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me dejate sin palabra...ahora k vea algun partido,,,,me acordare de las cosas k has escrito....muy buena.. =)

Anónimo dijo...

este partido tenemos que golearlo =)

Anónimo dijo...

Deberías seguir excribiendo... Se te extraña cuando no lo haces...

Anónimo dijo...

Escribiendo*******