El hombre del tiempo

Es invierno en julio, con sus domingos nostálgicos, con sus lunes aburridos; ya no existe emociones los viernes, ni hay placeres los sábados, ya no existe patriotismo el 28 y es lo mismo el 29; solo me quedan los martes contigo, el cine y una jaba de pop corn; los miércoles son hasta medio día martes pensando en ti y es extinto el jueves celebrando el funeral del martes.

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Es invierno en julio y se me antoja un café cargado, un cigarro y una chalina abrigando la garganta; un lapicero y un cuaderno para escribirte, una brisa fría entumeciéndome el rostro, tengo un poema en la cabeza que no quiere salir quizás por el frío o por motivos de falto de inspiración. He visto tu foto con él en el facebook, contemplo masoquistamente tu imagen con el extraño que se aferra a tu cintura… y siento celos a fin de mes.

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Agosto es más triste aun, si no fuera porque haré el amor el sábado, donde un cuerpo moreno derretirá el clima gélido de la habitación y de mi estado de animo; hace de mi agosto un setiembre primaveral o un enero soleado; su beso foráneo perfora las entrañas de mi gusto, hace de mis sentimientos un clímax de placer, me hace olvidarme de que existo, de mi pasado y mi presente, hace que te olvide por momentos, se funde en mi con la precisión de dos amantes desterrados de un edén imaginario de pasiones… tras la noche envuelto en sabanas regreso al agosto que me toca.

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Setiembre despierta en mi una inusual paciencia, será porque falta poco para que se acabe el año no sin antes celebrar mi onomástico, que dicho sea de paso ya no me provoca celebrarlo, prefiero el fin de año que mi cumpleaños; pero setiembre es más despejado, ya no llueve como junio, ni julio… sale ligeramente el sol, alegra el día; provoca jugar fulbito por la noche o hacerte el amor por la noche… tengo en setiembre un recuerdo imborrable de tu rostro adolescente besándome la frente, diciéndome al oído que lato en tu precoz corazoncito; un aroma juvenil de tus niveles 16 años perfuman el wolsvagen azul y tu sonrisa se refleja en el retrovisor… Setiembre es y será para ti, de alguna manera u otra es tuya, inmensamente tuyo.

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Octubre y Noviembre son hermanos de calendario, tienen una semejanza porque si en octubre descansa sobre mí, en noviembre tengo tu beso como regalo de cumpleaños, la piel morena de tu encanto se presta a ser imán en sus primeros días, un beso a media noche te desea un feliz cumpleaños y un regalo eterno lo guardo para nuestra soledad; un soleado día hace de octubre un motivo para festejar.

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Noviembre es mío, totalmente mío, donde me puedo tomar un asueto completo, no celebro nada porque no tengo nada que celebrar, solo vivo el mes esperando diciembre, es de lunes a viernes nostálgico, es de viernes a sábado esperando el domingo, es de sábado a domingo esperando el lunes a viernes… tengo la sospecha de que moriré en noviembre, llueve cuando quiere, solea cuando quiere, noviembre es gris, noviembre es fresco, noviembre es conchudo… es para escribir, es para pasear, es para soñar y para hacer el amor… porque no.

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Diciembre es corto y de navidad, es soleado presto al verano, es de nacimientos y de arbolitos de navidad, de luces y guirnaldas, de pavo y chocolate caliente… tradicionalmente caliente, bochornosamente caliente, insoportablemente caliente… es tiempo de meditación, de reflexión, de paz y amor, de villancicos y regalos… un tiempo para devolverme la sonrisa y la paciencia, un tiempo que me llena de esperanza y que me permite abandonar a la deriva mis nostalgia y mi añoranza.

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Enero, febrero y marzo es de playa, sol y arena; de pichanguitas los domingos a mediodía, de helados y cremoladas, de cervezas heladas y un fresquísimo ceviche de cojinova, de grandes olas para surfear, de sugerentes bikinis, cuerpos bronceados, atractivos tatuajes… de calor insoportable y espaldas enrojecidas de tanto sol… pero lo mejor del verano es acariciar tu espalda humedecida del bronceador, como si tu cuerpo sacara de ti la esencia pura de mujer.

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Abril y mayo es de colegio, irremediables desadaptados atiborrando las calles… épocas de añoranza, de colegio, de exámenes, de plajes, de broncas y primeros amores, de compañeros eternos y aventuras a lo Kevin Arnold en busca de nuestra Winnie Cooper, épocas de sexo, pornografía y de primera vez… épocas que no volverán y que a veces es bueno no recordarla, tiempos de aprendizaje, tiempos de lagrimas y risas, de varias conquistas y de soledades necesarias.

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Tengo días de lluvia y días de sol en mi haber; de cielo gris y frescas noches de amor; tengo muchos lunes como muchos martes donde los viernes han armado un sindicato, los domingos son cortos para verte que tengo que inventar un octavo día para darte un beso antes del lunes; quiero abrazarte antes que salga el sol y quiero empaparme contigo haciéndote el amor mientras llueve.

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Quiero días de sol y de lluvia, quiero noches de brisa y de luna bohemia… quiero un tiempo a solas contigo que se prolongue hasta… mañana, y mañana decir lo mismo cuando despierte a tu lado.