martes, octubre 03, 2006

La niña de los quince

Alejandro había quedado con José a jugar fulbito por la tarde después del almuerzo, José esa tarde, como de costumbre no podía pasar por él, así que por ese día se intercambiaron los papeles y Alejo paso por él, eran como hermanos, siempre unidos, siempre juntos, había tal confianza que la mama de José dejaba que Alejo lo buscara y si iban a una fiesta pues si iba Alejo, José tenia el permiso seguro.
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Alejo toca la puerta y quien se asoma por un borde de la puerta dejando ver sus pequeños ojos, era Lucecita, Alejo le decía así cada vez que estaba en casa de José, la sobrina de José era una niñita de tres años quien apenas balbuceaba su nombre siempre abría la puerta, ya reconocía los silbidos de Alejo cuando buscaba a José, -Coté- gritaba desde la puerta sin dejar de mirar a Alejo, algo tímida e inocente coquetería.
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- ¿Como estas Lucecita… Has ido a tu colegio?
- No… toy… toy… con moquito.
- ¿Ah ya entonces no puedes salir a la calle?
- No
- Y justo te iba a invitar un chocolate… pero mejor cuando estés sana ¿ya?
Ella sonrió, coqueta y sonrojada -Ya, ya no estés afanando a mi sobrina- se despide de ella y salieron rumbo a la canchita donde esperaba la gente para el partido de inicio de verano, Alejo voltea a verla y ella estaba parada en la puerta con una mano en la boca y la cabeza agachada.
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- Mi hermano a comprado un súper nintendo, que dices nos jugamos una partidito (se alegraba José)
- Ya pues… llevo gaseosa y karamandukas ya?
Ese día Alejo entro a la cocina de José (su mamá le dijo que pasara) saludo a la mama de José que le estaba dando de comer a Lucero, ella lo miro asombrada y sonrojada, como que no quería que lo viese comiendo su comida, deja la gaseosa en la refrigeradora y sale ayudar a José en la instalación del súper nintendo, reiniciado el juego lucero se asoma a la sala y se acerca a los dos, José la bota de manera brusca, ella se vuelve a sonrojar, no le gusta que le griten delante de invitados y peor aún si es que es Alejo que tiene tanta confianza, Alejo voltea a verla y la llama, le había comprado un chocolate, ella sonrió y la sentó delante de el, puso el mando sobre sus piernas, tomo sus manitos y la hizo como si ella estuviera jugando.
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Durante las tres horas ella se divirtió mucho con José y Alejandro, se rieron, tomaron gaseosa, comieron karamandukas, Alejandro le gano como siempre en el soccer a José, con la ayuda de Lucero.
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Los años pasaron y la confianza entre ellos fue mutua y muy especial, se conocían a la perfección, Alejandro solía de vez en cuando recogerla de su colegio y llevarla a comer helados al malecón, a veces ayudarla con la tarea, había aprendido a jugar soccer y de vez en cuando le ganaba a José y Alejandro en una tarde gloriosa en la que se volvía imbatible, Lucero tuvo un enamorado, a Alejandro no le gusto, le saco la vuelta y Alejandro cobro revancha, Lucero iba a los partidos a ver a los chicos jugar, se compro una cámara fotográfica y tomaba fotos en cantidad, armo un álbum con varias fotos de ella con José y Alejandro, se tomo foto cuando Alejandro se graduó de abogado, cuando José viajo a Chile invito a Lucero a que lo visite, le enseño las fotos a Alejo, salían al cine de vez en cuando, sus amigas de Lucero lo confundían con su enamorado, pero a Lucero no le gustaba la idea, tampoco le gustaba la enamorada de Alejo -tiene cara de pilla, la tipa esa-, Lucero se había convertido en una señorita, de cabello oscuro, ojos negros, de labios rosados de tez blanca, la niña se estaba convirtiendo en mujer.
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- Alejo quiero pedirte un favor (le decía Lucero mientras jugaban el tercer partido de soccer en el súper nintendo)
- Dime lucecita
- Bueno no se como lo tomes, pero… me gustaría que fueras mi chambelán.
Alejandro puso el stop en el juego, dejo el cigarro en el cenicero y miro a Lucero, sin saber que hacer o que decir.
Ella lo miro como cuando era pequeña, ya era una mujer, que rápido había crecido aquella bebe que corría en pañales por la sala de José, o cuando abría la puerta reconociendo a Alejandro.
- Lucero tu sabes que me encantaría
- Yeee… gracias
(y lo beso en la mejilla)
Un mes después se hicieron todos los preparativos, José llego de viaje y estuvo para la ceremonia, los amigos del barrio, las jovencitas del colegio, todos estaban en lo que seria la reunión más importante para una mujer antes del matrimonio.
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Lucero bajaba las escaleras de manera virreinal, con una gran sonrisa que roburizaba sus mejillas, un ligero maquillaje reflejaba la etapa a la que estaba entrando, la bebe que no podía siquiera subir un escalón bajaba como una princesa en su pequeño Buckingham, Alejandro se acerca, le da un beso, ella le guiña el ojo, en señal de complicidad, sus amigas hacen murmullos, el baile ceremonial empieza y al son de la música bailan Alejandro y Lucero, los invitados aplaudían, Lucero sonreía, nerviosamente emocionada, el baile finaliza, la gente aplaude y abraza a Alejandro, -te quiero mucho- le dijo al oído -yo también- continuo Alejandro, se acercaron y se dieron un beso fuera del libreto, nadie esperaba el beso aquel, alguien por ahí continuo aplaudiendo con mas fuerza, ella sonrió nerviosa hacia el publico, que seguía aplaudiendo, ella fue tras el abrazo extrañado de su madre, José se acerco a Alejandro -¿y que? ¿De aquí viene la boda?- y se dieron un abrazo.
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La fiesta continúo Alejandro y Lucero bailaron toda la noche… y al parecer comenzaba una relación que jamás imaginaron pasar.

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