martes, septiembre 05, 2006

La Pequeña Luz

Antes de encontrarla, su vida era, podría decirse como los inicios de la creación, no había luz, todo era tiniebla, y pensó en un momento ¿cuándo se hará la luz?... algo difícil y por momentos lejanos...
- Jugaremos pelota más tarde te busco pues (le decía Diego a Sebastián)
- Ya pasas por mi casa
Sebastián había tenido romances poco afortunados por aquellos años y en cierto modo sabía que algún día llegaría ese alguien que lo llene de por sí completamente.
- Verónica me preguntó por ti la otra vez (le comentaba Diego, su mejor amigo de Sebastián al termino del partido) dice que tiene una fiesta el sábado de su promoción y quiere que vayas
- Ay, si claro como no... se hace a la tercia cuando me ve... yo no le he hecho nada no sé porque se comporta como una niña... no me interesa ir a su fiestecita esa.
- Esta templada brother.
- Y tu sabes que yo no ¿verdad?
- Porque te molesta tanto Verónica... es una chica muy linda
- Rodrigo si a ti te interesa es cosa tuya
<<0>>
Verónica estudiaba en un colegio en Surco, relativamente era algo popular, había muchos chicos que querían estar con ella, pero moría por Sebastián, era una chica educada, de su casa, amiguera, iba a misa, un ángel, pero Sebastián era de esos tipos que ni la fibra más liviana de sensibilidad podría ser movida por un poco de encanto de una adolescente enamorada.
- ¿Vamos por la plaza más tarde?
- Si le vas hacer corralito a Verónica conmigo...
- Si si si, ya sé “que contigo no cuente”
<<0>>
Mientras iban de camino hacia la plaza que quedaba frente a una iglesia, entre broma y broma Rodrigo y Sebastián se encontraron con Roberto y Leonel, quienes iban apurados hacia el mismo lugar.
- Hey par de cabrones, ¿adonde van tan apurados como maricuecas? (insulto Rodrigo)
- Cual cabrones... (amenazaba Roberto)
- No veo a nadie más (y rieron)
- Si para ti el teatro es una mariconada entonces no sabes absolutamente de arte (decía Leonel)
- ¿Teatro? ¿Dónde? (preguntó intrigado Sebastián)
- En la iglesia sopenco, estamos en un taller de teatro
(decía Roberto)
- Desde cuando aceptan maricones en teatro (insistía Rodrigo)
- Te crees pendejo ¿no? (volvió amenazar Roberto)
- Ya ya déjense de cojudeces, ¿y porque se han metido ahí? (consulto Sebastián)
- La verdad es que hay chicas, muchas chicas y hay una que otra que no esta mal.
(saboreaba con cierta picardía Leonel)
- ¿Desde cuando les gusta las mujeres? (insistía Rodrigo)
- Carajo ya no... (se incomodo Sebastián) ¿y podemos entrar a verlos ensayar?
- Si claro, vayan si quieren nosotros ya nos vamos porque estamos con la hora.
<<0>>
Rodrigo miró con cierta incomodidad a Sebastián y él se sintió movido por alguna extraña fuerza que lo invitaba a ir, no sabía a ciencia cierta porque de un momento a otro ir a ver una obra para semana santa, pero tenia que ir, mas que por las chicas quería ver.
<<0>>
La entrada al auditorio estaba entre abierta una música de Camilo Sesto acompañaba un sequito de jovenzuelos que danzaban al mismo estilo romano sobre la loza fría, con firmeza, ritmo y estilo, las muchachas contorneaban sus delicados cuerpos pensando en la puesta en escena como si se tratase de Broadway y el empeño en sus movimientos o más bien en su movimiento... un ángel se diferenciaba de entre todos, con luz propia, con garbo, estilo timidez, sencillez, como no queriendo que la descubran de que cayo hace poco del edén, en una imagen perpetua, personal, dejaron de moverse los demás para que en los ojos de Sebastián dance tan solo ella como diciendo “me viste", una voz interrumpió aquella alucinación para pedirle permiso, la puerta se abrió en par para mostrarlo de cuerpo entero ante aquellos danzantes y aquel “buscas a alguien” tan inoportuno, tan cargoso... “podrías cerrar la puerta” hacia parecer que el romano, el cónsul de esa danza había perdido todo derecho sobre el territorio de sus ojos.Los días interdiarios se hicieron más asiduos, el teatro o había sido acaso ella el máximo interés por el teatro, Sebastián empezó a frecuentarla al poco tiempo después, aquel ángel se había vuelto terrenal para enamorase del terrenal y vivir una corta química... aquella luz había encendido en el reacio corazón de Sebastián... al poco tiempo, el ángel tuvo que partir... y la luz, mantuvo su mecha encendida para cuando vuelva... como dice en la biblia, que esperaron con la lámpara encendida para atravesar esa luz que no deja de flamear...

1 comentario:

Anónimo dijo...

enigamtica forma de describir la sensación de la atracción......del cortejeo..,,,..y del AMOR...me gusta mucho esa descripción!! te mando miles de besos atentamente TU fans numero uno...TQ-Muchisimooo K