lunes, septiembre 11, 2006

Una cita muy a ciegas

Yolanda, es (lamentablemente) una chica muy linda para la variedad de gustos y exquisiteces propias de su edad, pero sin embargo a Manuel le parece dulce y tierna, Rodolfo siempre le dice que esa una niña boba, con cara de angelito, que pretender tener todo pero que no tiene nada.
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Pero Manuel cerrado en su necedad piensa que no seria nada malo salir con Yolanda, al fin y al cabo no perdería nada, sabia que este sábado tendría el quinceañero para acercarse más a ella, conversar, tratarla y porque no convencerla de salir con él, pero a sus 15 años las cosas no son nada fáciles y mucho menos en un quince, repleto de jovencitas, muchas de ellos con acompañantes de 17 años, (situación mucho más difícil todavia porque no quiere ser el hazme reír de todos), Manuel algo desanimado piensa que son muchas trabas para su corta edad, pero si no arriesga no sabrá nunca si querrá salir con él... y si le dice que no pues el roche solo sería por un momento, pero si la gente lo encasilla con este roche, estará de por vida con ese estigma.
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El lugar no estaba lleno, por lo general los adolescentes suelen entrar después de la ceremonia, les importa un carajo si el papá la presenta en sociedad a la festejada, lo importante es saber cuantas cajas de cervezas hay y que habrá de comer, que la música este buena y que le permitan fumar a los que tienen 15 o 16, Manuel sin embargo entra presuroso al salón de recepciones, Rodolfo solo sonríe sin decirle nada, casi siempre le aguanta alguna tontería, -Compremos cerveza en lata y unos cigarros, por la puras hemos venido tan temprano- Manuel no ve a Yolanda en el salón y prefiere hacerle caso a Rodolfo, hacen hora con dos latas de cerveza y fumando, masticando chicle y hablando de Micaela (la quinceañera), siendo una hora prudente regresan cuando la fiesta empezaba con su primer baile, una salsa sensual de Eddie Santiago, inauguraba aquella costosa celebración Lucia ve a Manuel, le sonríe y lo toma del brazo como para no perderlo -Estas churro, así se te ve mejor vez- empiezan a bailar, Manuel detesta bailar con Lucia salsa, siempre lo termina pisado, prefiere bailar reggae porque tiene más ritmo.
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Rodolfo le hace una señal a Manuel, Yolanda acababa de entrar, un silencio irrumpió en el salón para dar paso a la chica (porque no de sus sueños), un sencillo arreglo en el cabello, negro, lacio, ¿lacio?... ¿se lacio el cabello?... bueno… era Yolanda y para Manuel todo lo que tenga aquella chica de quince años siempre será lindo, glamoroso, bello, estaba con un vestido color perla de seda una pañoleta de tul del mismo color, los labios pintados de un color suave, poco polvo en el rostro y nada de maquillaje, un escote hasta la mitad de la espalda, con unos pasadores que amoldaban el vestido a su pre-desarrollado cuerpo, dejaba ver sus caderas y ese atrevido escote que hacia lucir sus (eso si) desarrollados senos, las miradas de las chicas con cierta envidia, el deseo poco conservador de los chicos y la cara de bobo de Manuel, ponían a Yolanda sobre un pedestal, ella lo percibía con cierto orgullo, sabía exactamente lo que valía, sabía que los chicos del colegio Soyer iban hasta el Chalet para verla, es cierto Manuel estaba ahí al toque de campana, ella sabía que fiesta a la que iba, fiesta que se llenaba.
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Yolanda entra de la mano de un cadete de Leoncio Prado, las chicas la envidian más y los chicos planifican, quizás, una bronca, mientras tanto ella altiva, oronda, engreída, hace su paso magistral, saluda a la quinceañera y otras chicas -se te adelantaron causa-.
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Trascurriendo la fiesta, Giancarlo (el cadete) al parecer el encierro no le cae muy bien, se pasa de copas y se pone a bailar el casachok, las chicas celebran estúpidamente el contorcionismo de esta suerte de ruso andino, termina sentado de borracho y la pobre de Yolanda se tapa la cara avergonzada de su acompañante, Manuel se acerca dispuesto a suplantar al tataranieto de Bolognesi, -De donde lo sacaste- pregunta algo incomodo y timido -es un estúpido como me ha podido hacer esto a mi- reclama contrariada.
- Ya déjalo, es muy poco para ti.
- Por supuesto… ay estoy segura que el chico ideal para mi aún no nace.
- Derrepente si… solo que no has buscado bien
(iba perdiendo la timidez)
- Mira, se que te gusto ya pero no quiero que te hagas ilusiones, después de esto ni más, es un problema vivir en un distrito como este, es mas… un país como este…
- mmm… y que país te gustaría vivir?
- Ay no se… Estado Unidos por ejemplo, allá si hay cultura, los chicos son lindos, son guapos, tienen plata, tienen carro, no toman taxi, no ensucian las calles, todos son blancos…
- Pero tu no eres blanca… eres… caucásica
- Oye que te pasa, no me insultes… que no te he dado confianza
- Caucásica es un tipo de piel… y no es un insulto
(burra… Manuel parecía perder la paciencia)
- De todas maneras a mi me hablas con respeto, así nomás no hablo con Soyerinos, así que date por honrado, siempre dándote tu lugar…
- Cual es mi lugar?
- El único… tu y yo somos diferentes, así que no te ofendas ya, pero estoy acostumbrada a que solo se me acerquen chicos, altos, blancos, guapos y bien parecidos, el hecho que te pongas corbata y saco no te hace igual que yo.
- Menos mal
- A que te refieres?
- Que felizmente no somos iguales, porque si yo estuviera en tu “condición” te por seguro de que no me fijaría en ti
- Oye que te pasa… tu sabes cuantos chicos quieren estar conmigo… tu nunca estarás con nadie ya veras…
- ¿Contando los que tienen vendas en los ojos y solo miran tus pechos idiotizados?... de seguro son muchos
- Vez que eres un malcriado, pero hoy estoy de buen animo, así que te voy aceptar las disculpas
- Como?... cuales disculpas… pucha si… de verdad que tu no eres de este mundo, eres extraña, aburrida y atorrante… y eso que tengo más calificativos… pero con eso me basta y sobra… te crees algo que no eres, y te falta mucho para ser una verdadera mujer, aprende a gatear primero antes de mostrar tus pechos… chibola atorrante.
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La gente comenzó a observar el incidente, Rodolfo miro sonriente, las chicas esperaban alguna reacción de Yolanda, el cadete se sobre puso, Yolanda respondió…
- Jamás en mi vida me habían dicho estas cosas (dijo irritada)
- Siempre hay una primera vez… ese es tu problema, quieres escuchar lo que quieres y no lo que debes.
- Eres un estúpido no sabes quien soy yo
- Si se quien eres, eres la niña mas inmadura, incapaz, incoherente, atorrante, que ningún chico quisiera conocer.

Rodolfo se acerco, la miro y tomo del hombro a Manuel -hasta que alguien se lo dijo-, Yolanda empezó a lagrimear, haciéndose la fuerte, un chico le dijo -Eso te pasa por creída- una chica se acerco, -creíste que todos los chicos morían por ti, huachafa-, el cadete se le acerco, -¿no me dijiste que todos se morían por ti?- y todos rieron a carcajadas.
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Años después la volvió a ver, empujaba un cochecito con un bebe sin padre, estaba gorda, demacrada, con aquellos pechos victima de la gravedad, la saludo… ella miró con envidia a su enamorada.

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